El incremento de la participación femenina en la minería requiere de un enfoque integral que comience con la educación. Así lo afirmó Karina Zevallos, presidenta de WIM Perú, durante su intervención en el XV Congreso Nacional de Minería (Conamin 2024). Zevallos subrayó que aumentar la participación de mujeres en la minería peruana no se trata solo de contratar más personal femenino. Es un desafío estructural que implica luchar contra los sesgos y prejuicios, promoviendo una educación inclusiva.
La Política Nacional de Igualdad de Género identifica factores que contribuyen a la baja participación femenina en el sector minero, como patrones socioculturales discriminatorios y normas institucionales que refuerzan la subordinación de las mujeres. Estos factores afectan derechos fundamentales, incluyendo el acceso a la toma de decisiones y oportunidades económicas.
Zevallos destacó que, aunque el empleo femenino en minería ha crecido un 58% desde 2020, su participación sigue siendo baja, con solo un 8.1% al cierre de abril de 2024.
Participaron también Jimena Sologuren, subgerente de RS y Comunicaciones de Compañía Minera Poderosa; Marilza Carneloz, directora y Presidenta de Compañía Minera Misky Mayo; María del Carmen Fedalto, presidenta ejecutiva para Perú de G4S Security Services; y Diana Kopecká, consultora de Diversidad e Inclusión de Minería en DK Trade & Consulting, con la moderación de Katya Arévalo, consultora internacional de Proyectos Sociales y Género en Minería, y miembro de WIM Perú.
Zevallos propuso un enfoque integral que incluya a todos los actores del ecosistema minero, proporcionando modelos a seguir, difundiendo oportunidades en la industria minera, acercando a niñas a carreras STEM, reforzando habilidades blandas y duras, entre otros. Señaló que programas de WIM Perú, como Kuraq Ñañayki (Tu Hermana Mayor) y Umalliq Warmi (Mujer Líder), han impactado significativamente en la promoción de conocimientos y desarrollo de habilidades y competencias entre mujeres jóvenes en el sector.
Zevallos subrayó que el compromiso activo de todos los actores del ecosistema minero es esencial para cerrar las brechas de género y construir una industria más inclusiva, rentable y sostenible.