Dada la reciente información sobre un posible desabastecimiento del servicio de agua en Lima y, considerando los efectos de un eventual fenómeno El Niño por falta de lluvias, resulta importante conocer cuáles han sido los avances para garantizar que más peruanos accedan a este recurso. Los datos muestran que, al 2022, el 11% de la población (3,1 millones de peruanos) aún no cuenta con acceso a agua potable. Y aunque la mayoría ya dispone de una conexión asegurada, casi la mitad de la población aún no tiene garantizada la provisión del servicio durante las 24 horas.
Actualmente, en los departamentos de Loreto (40%), Puno (31%) y Ucayali (26%) se registra un mayor número de hogares que no cuenta con agua potable. En contraste, en regiones como Tacna, la cifra se reduce a un 4.83% de peruanos que no accede a la provisión del servicio, precisó el director ejecutivo de la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES), Oswaldo Molina.
“Debemos recordar que, como parte de las acciones para combatir la pobreza, se requiere garantizar el acceso al recurso hídrico. La provisión de este servicio, además, tiene que ser adecuada; de lo contrario, podría tener efectos negativos en la salud y provocar enfermedades como malnutrición e intoxicación, tal y como señala la Organización Panamericana de la Salud”, subrayó el especialista.
Las brechas relacionadas al agua potable presentan diferencias no solo en función al porcentaje de hogares que accede al servicio; sino también en relación a la disponibilidad que existe, por horas, del recurso. Incluso si un hogar cuenta con la conexión asegurada, ello no garantiza la distribución del servicio durante las 24 horas del día.
A nivel nacional, en promedio, solo el 52% de peruanos accede a agua permanentemente. Si vemos el panorama en las regiones, hay tres departamentos, en particular, en donde la situación resulta preocupante. En Ica, solo el 13,3% de habitantes cuenta con disponibilidad del recurso durante las 24 horas del día y, en Loreto, el 10,8%. No obstante, en Tumbes, solo el 5,3% de habitantes tiene garantizado el servicio todo el día, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho).
“Según la Superintendencia Nacional de Agua y Saneamiento, si rubros como restaurantes, comercio, alojamiento y, de forma parcial, manufactura, no contaran con el servicio de agua durante un solo día, se estiman pérdidas por 1,930 millones de soles. Además de brindar servicios, las empresas son fuente de empleo e ingresos para las familias”, destacó.
Asimismo, contar con el servicio solo por horas genera que las personas tengan que almacenar agua para su uso posterior. Precisamente, el mosquito Aedes Aegypti –transmisor del dengue a las personas– coloca sus huevos en agua estancada. Esta falta de agua, sumada al fenómeno El Niño, podría ocasionar un contexto aún más perjudicial para la población. Desde Essalud afirmaron que este fenómeno provocaría que los casos de dengue puedan aumentar entre 10% y 15% adicional a los que ya se reportan. A agosto de este año, Piura es la región que concentra el mayor número de casos de esta enfermedad (72,890).
Más agua para todos: ¿qué se requiere?
El especialista señaló que, según el Plan Nacional de Saneamiento 2022-2026, la brecha de infraestructura en el sector saneamiento es equivalente a una inversión total de 51,000 millones de soles. De este número, se requieren más de 11,000 millones de soles (21% del total) para garantizar el acceso y calidad del servicio de agua potable.
Es más, conforme a la información del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), la ejecución del presupuesto para inversión pública en este sector, desde hace cinco años –entre el 2018 y el 2022– es cercana al 60%. Con ello, es uno de los que registra menor porcentaje de ejecución del Gobierno.
“Una de las sugerencias del Banco Mundial es dotar de un mecanismo financiero por resultados que se enfoque en elevar la calidad de la prestación del servicio. Es necesario garantizar que los recursos, efectivamente, se inviertan en mejorar no solo el acceso; sino también la calidad del abastecimiento”, remarcó Molina.
El especialista indicó, además, que se debe optimizar el acceso a los servicios a través de la identificación de las zonas más vulnerables, a fin de priorizarlas en las inversiones que se realicen. Ello acompañado del monitoreo de las mismas para garantizar que el recurso llegue a más peruanos.
“No olvidemos que, así como es importante garantizar el suministro del servicio, es fundamental cuidar nuestras fuentes de agua. Ello además ante las amenazas que trae el cambio climático. Hacer posible este propósito implica un trabajo articulado entre todos: ciudadanos, empresas y Estado. Ejecutar este tipo de acciones nos permitirá asegurar la preservación del recurso hídrico e implementar más iniciativas con el objetivo de asegurar su sostenibilidad”, concluyó Molina.