Alejandra León, directora asociada de estrategia y desarrollo de negocios de S&P Global Commodity Insights para América Latina, destacó que, aunque desde la década de 1990 hasta 2012 las emisiones de gases de efecto invernadero crecieron exponencialmente junto con el uso de hidrocarburos —que han representado entre el 80% y 83% de la matriz energética mundial—, se ha logrado contener el crecimiento de las emisiones, aunque no se ha reducido significativamente la participación de los hidrocarburos.
“Hoy el objetivo es alcanzar las emisiones netas cero, y para eso sí es necesario reducir el peso de los hidrocarburos en la matriz energética global. Pero, al día de hoy, no existe ninguna tecnología económicamente viable que nos lleve completamente a ese escenario”, explicó León en el Perú Energía 2025.
Durante su intervención, hizo énfasis en que el hidrocarburo que realmente se está sustituyendo es el carbón, mientras que el petróleo alcanzaría su pico de demanda en 2027, con un posterior declive paulatino. El gas natural, por su parte, muestra una mayor resiliencia, con una demanda que sigue en crecimiento, aunque de manera más moderada.
“La electrificación es la gran apuesta para reducir emisiones, especialmente en el sector transporte, que representa el mayor potencial para impactar el consumo de hidrocarburos”, señaló León. Según las proyecciones de S&P Global, se estima que los vehículos eléctricos representarán el 40% de la flota mundial de vehículos ligeros hacia 2050, impulsados en gran parte por el crecimiento en China, donde la demanda de gasolina y diésel ya entró en declive desde el año pasado.
Pese al esperado declive del petróleo, la experta subrayó que hay un espacio importante para continuar con la exploración y producción de hidrocarburos. “Necesitamos 28 millones de barriles diarios nuevos para el 2050, solamente para reemplazar la producción que naturalmente irá declinando. Esto representa una oportunidad significativa para los operadores del sector”, afirmó.
Actualmente, existen recursos suficientes en el mundo para satisfacer esta demanda con precios de equilibrio por debajo de los 60 dólares el barril, e incluso muchos por debajo de los 40 dólares, lo que aumenta la competencia entre productores. En este nuevo escenario, no solo será relevante el costo de producción, sino también el contenido de carbono de cada barril, lo que marcará una diferencia competitiva.