Cerro de Pasco Resources (CPR), tras oficializar el listado de sus acciones en la Bolsa de Valores de Lima el pasado 14 de agosto, reveló un dato que podría cambiar la perspectiva minera en la región: la concesión El Metalurgista, ubicada en Cerro de Pasco, contiene un estimado de 423 millones de onzas de plata equivalente, con un valor que supera los 12 mil millones de dólares.
Este proyecto se centra en el reaprovechamiento de pasivos mineros, una actividad que no explora nuevos yacimientos, sino que recupera minerales valiosos de los relaves mineros históricos, que en este caso son los más grandes del país. Alfonso Palacio, su gerente sénior de proyectos, explicó que la relavera Quilacocha, uno de los principales activos de la concesión, contiene entre 70 y 75 millones de toneladas de relave con esta gran cantidad de minerales.
“El potencial económico y ambiental es muy amplio”, señaló Palacio. Además, la remediación se plantea como una forma de revertir estos impactos históricos y transformar un pasivo ambiental en una oportunidad de desarrollo sostenible para Cerro de Pasco.
Con tecnología moderna, la empresa confía en superar las recuperaciones históricas del 40% logradas en la antigua planta Paraksha, acercándose o superando un 70% de recuperación, lo que elevaría significativamente la rentabilidad y el impacto positivo del proyecto.
Cerro de Pasco Resources lleva más de 12 años trabajando en este activo, que fue listado en la Bolsa de Valores de Lima para dar oportunidad a inversionistas locales de participar en el proyecto, aunque la empresa no planea captar capital en el corto plazo, ya que cuentan con recursos suficientes para completar la etapa actual de estudios técnicos y permisos.
El programa de trabajo incluye una primera etapa de estudios, ingeniería y permisos con una inversión estimada entre 15 y 20 millones de dólares. La siguiente fase será la construcción y preparación para iniciar operaciones, que requerirá entre 200 y 300 millones de dólares. La empresa proyecta que las operaciones puedan comenzar en aproximadamente tres años.
La comunidad local, especialmente la comunidad campesina originaria de Quilacocha, ha mostrado su respaldo al proyecto.