El precio promedio del cobre en enero ha sido de US$3.78 la libra. Su mayor cotización del año la alcanzó el miércoles 31 de enero debido al retroceso experimentado por el valor del dólar, tras la divulgación ese día de datos laborales en EE.UU., los cuales resultaron ser más débiles de lo anticipado por el mercado, según la valoración de Cochilco, en su habitual análisis de fin de semana del desempeño del metal rojo.
“Pese a este cierre positivo, el precio comenzó en febrero operando en niveles inferiores a los registrados el día anterior en respuesta a la decisión de la Reserva Federal (FED) de mantener la tasa de política monetaria”, destaca Cochilco. Esto evidencia que las fluctuaciones en el precio han respondido fuertemente a factores económicos.
A entender de los analistas de Cochilco, “gracias a las mejores perspectivas de la actividad global, la volatilidad, en lo que va del año, medida como la diferencia entre el precio mínimo y máximo acumulado a la fecha”, ha promediado 15 centavos de dólar por libra. Esto contrasta con los 44 centavos por libra registrados en promedio en la misma fecha del 2023, cuando la actividad económica aún presentaba vulnerabilidades, a diferencia del 2024, cuando se prevé que la economía mundial será más resiliente a los riesgos, que se ha traducido en menores fluctuaciones en el precio.
En su reciente actualización del Informe de Perspectivas Económicas Mundiales, el Fondo Monetario Internacional (FMI) elevó la proyección de crecimiento mundial en un 0.2%, anticipando un crecimiento global del 3,1% para el este año. Este ajuste se basa en la estabilización de la inflación en economías desarrolladas y emergentes, así como en las medidas fiscales de apoyo a la actividad que han mitigado los principales riesgos que frenan el crecimiento.
Entre los factores asociados a los fundamentos del mercado, se observó una menor demanda del metal rojo de China, país que se encuentra ad portas de su celebración de año nuevo lunar, el cual se caracteriza por registrar importantes descensos en los volúmenes de transacciones debido a una menor tasa de producción.
Con todo, se proyecta una reactivación, luego de que la corporación estatal de la red eléctrica de China anunciara un incremento interanual de 4% de los fondos destinados a la construcción de infraestructura de la red eléctrica. El suministro de energía de esta red abarca más de 1.100 millones de habitantes.
El mercado, pues, espera que la puesta en marcha de este estímulo pondrá un piso al precio del cobre, que además tendrá un consecuente impacto de esta medida en el sector inmobiliario, especula Cochilco en su informe. Con estos antecedentes, diversos agentes del mercado han manifestado que el precio del cobre se encuentra subvalorado, ya que las perspectivas de disponibilidad de metal continúan apuntando hacia una estrechez del balance debido a la fragilidad del suministro de cobre por caídas en los niveles de producción y baja entrada de nueva oferta.
La menor actividad en China se tradujo en un aumento de inventarios en las bodegas de la Shanghai Futures Exchange, que incrementaron sus existencias de cobre en un 36%. Consecuentemente, la menor actividad de ese país se reflejó en el aumento del stock de todos los metales base.
Al 2 de febrero los inventarios de cobre refinado disponibles en las tres bolsas de metales —Londres, Shanghái y Nueva York— totalizaron 230.479 de toneladas métricas ™, anotando un incremento semanal de 2.9%, equivalente a 6.493 tm. Las bodegas de la Bolsa de Metales de Londres disminuyeron su volumen de cátodos en 7.9%, mientras que las de Comex (Nueva York) lo hicieron en un 2.8%.
“A pesar del aumento que se registró a nivel agregado, los niveles de inventarios en bolsas se encuentran en sus mínimos desde febrero de 2005”, indicó Cochilco. “El marcado aumento en la capacidad utilizada de las bodegas de Shanghái modificó la distribución geográfica de los inventarios en las bodegas de las bolsas de metales”. Esta semana el mayor volumen de cátodos se encuentra almacenado en bodegas asiáticas (37.7%). La diferencia se distribuye un 31,8% en Europa (Países Bajos, Alemania e Italia) y el restante 30.5% en América, casi la totalidad en bodegas ubicadas en New Orleans.