Según William Martínez, director de Recursos Minerales y Energéticos de Ingemmet, la cordillera de los Andes se encuentra subexplorada a lo largo de los 3,000 kilómetros de su extensión en el Perú, mientras que en la vertiente oriental se desconoce la riqueza geológica del más del 70% de su superficie por estar restringida.
“Del territorio total de la cordillera de los Andes, 54 millones de hectáreas permanecen restringidas a las faenas de exploración y explotación, ya que son áreas naturales protegidas. Y del resto de hectáreas, solo el 1.46% presenta actividad minera, el cual es responsable de generar el 11% del PBI nacional”, expuso durante PERUMIN 36.
En palabras suyas, existe una gran cantidad de depósitos de pórfidos arraigados en toda la prolongación de la cordillera de los Andes que no han sido estudiados debidamente; por ende, es necesario que se apele al recurso humano capacitado y a las herramientas tecnológicas disponibles para convertir estos prospectos en minas en el largo plazo.
“Otro de los síntomas del desarrollo geológico en nuestro país es el continuo decrecimiento de la inversión en exploración minera, pues en el primer trimestre el desembolso en este rubro disminuyó en 12% y en el segundo trimestre se redujo en 8%; por lo que nos mantenemos expectantes de lo que suceda en lo que resta del presente año”, acotó.
Igualmente, el especialista recordó que la riqueza geológica de la cordillera Central de nuestro país atrajo en su momento a estudiantes extranjeros de doctorado, quienes arribaron de reconocidas universidades de Alemania e Inglaterra, para realizar visitas de campo con el objetivo de estudiar el patrimonio polimetálico de esta parte del territorio.
“Gracias a la inversión privada, se descubrió el yacimiento Falchani en Puno, donde se demostró la existencia de recursos de litio con valores superiores a 2,500 ppm, un mineral estratégico para el Perú, a parte del cobre, en su apuesta por ser uno de los principales productores de metales críticos para la transición energética”, aseguró William Martínez.
Por último, argumentó que la inyección de capital fresco, sea de origen extranjero o nacional, para la puesta en valor de los depósitos minerales se retrae por tres razones: la falta de políticas públicas para incentivar la inversión, la ausencia de consensos a nivel de las organizaciones políticas y la escalada de los conflictos sociales alrededor de los proyectos.
“El compromiso y articulación entre el gobierno, empresas, población y universidades para con el aprovechamiento responsable de sus recursos naturales como motor principal del desarrollo nacional se encuentra en formación, por lo que no se puede aseverar que el Perú es un país minero, sino uno con potencial”, añadió el representante del Ingemmet.