En el Perú existe una brecha significativa en el uso de combustibles. Una parte considerable de la población aún depende de fuentes contaminantes, como la leña, el carbón, el estiércol, entre otros, para la cocción de sus alimentos. En suma, son 2 millones y medio de hogares, el 25% de la población, los que utilizan preponderantemente combustibles contaminantes para cocinar, y 4 millones 400 mil hogares, el 43.6% del total de la población que utiliza, en alguna medida, dichos combustibles para cocinar.
La data actualizada sobre la realidad de la pobreza energética en el Perú fue analizada a través de dos informes realizados por Macroconsult y por ESAN y expuestos en el marco del evento “La Pobreza Energética: Acciones para su erradicación” organizado por la Sociedad Peruana de Gas Licuado (SPGL). Ambas investigaciones concluyen en diagnosticar que pese a los avances en el uso de combustibles más limpios como el gas licuado de petróleo (GLP) y el gas natural (GN), esta transición no ha sido uniforme, y tiene un alto porcentaje de hogares, sobre todo vulnerables, que continúan utilizando combustibles altamente contaminantes con graves consecuencias para su salud y para el medioambiente.
Las cifras señalan que si bien en los últimos 18 años la proporción de hogares peruanos que utilizan combustibles contaminantes para cocinar se ha reducido, este avance no es suficiente para alcanzar los estándares deseados. De 47% hemos pasado a 25% de hogares en pobreza energética, gracias al incremento en el uso de combustibles limpios y modernos como el GLP (58%) y recientemente del GN (14%). Pero aún queda una brecha significativa por cubrir.
Los organizadores del foro señalaron que es prioritario promover el uso del GLP en áreas donde la implementación del GN no es económicamente justificable, permitiendo una mayor cobertura de energía limpia a nivel nacional
Los investigaciones coinciden en señalar que los hogares vulnerables, pobres, y pobres extremos son los más expuestos a utilizar combustibles contaminantes para cocinar. Las cifras son reveladoras: existen 5 millones de hogares vulnerables, según el INEI, de los cuales 1 millón 668 mil 183 se ubican en zonas rurales y más del 90% utilizan combustibles contaminantes para cocinar (53.3% utiliza leña y carbón, y 27.8% utiliza otros combustibles contaminantes); en tanto que a nivel urbano, esta cifra baja a 19% de los 3 millones 694 mil 943 de hogares vulnerables.
El 70% del GLP y el 100% del GN que se comercializan en el Perú son producidos localmente y son combustibles relativamente limpios con respecto a sus pares que se complementan, que están llamados a transformar el consumo energético de la población vulnerable.
Los organizadores del foro señalaron que es prioritario promover el uso del GLP en áreas donde la implementación del GN no es económicamente justificable, permitiendo una mayor cobertura de energía limpia a nivel nacional. Para lo cual es fundamental ampliar y fortalecer el Programa Vale de descuento Fondo de Inclusión Social Energético (FISE) que a la fecha sólo ha cubierto 1 millón 200 mil hogares, lo cual representa sólo el 30% de los hogares vulnerables.
Los estudios presentados por la SPGL proponen mejoras en el Programa Vale de Descuento FISE a fin de abarcar a todos los hogares vulnerables que requieren de este subsidio para poder acceder al GLP. Asimismo, se plantea modificar el Programa Bonogas para que el FISE, en vez de financiar las conexiones de gas natural, sea un garante de los créditos de los hogares, lo que proporcionaría mayor sostenibilidad a los fondos del FISE.