Construir infraestructura con los recursos económicos provenientes de la actividad minera, para brindar carreteras, colegios, hospitales y conexión eléctrica y digital de primer nivel, es el primer paso para empezar a transformar la apreciación de la gente respecto a esta industria.
“El Perú adolece de infraestructura, las carreteras no son lo que deberían ser, nos merecemos mejor infraestructura y probablemente la minería puede ser un canal muy importante”, afirmó Zetti Gavelan, líder de Operaciones y Joint Ventures para Glencore Sudamérica.
Durante su participación en la Semana de la Ingeniería de Minas, evidenció que muchos de los conflictos sociales actuales se suscitan por la inefectividad de las autoridades para emplear adecuadamente los recursos del canon y regalías que paga principalmente la minería.
Por este motivo, consideró oportuno el fortalecer las capacidades técnicas de los gobiernos locales y regionales para que sepan planificar, ejecutar y supervisar el gasto de las transferencias en obras tangibles para el cierre de brechas y la mejor calidad de vida.
“Las personas se preguntan cómo participar en las ganancias de la minería, pero darles dinero es un error. La infraestructura es el camino para iniciar el cambio de la percepción ciudadana y que esta entienda que es beneficiada con los resultados positivos de la minería”, sugirió.
En opinión del ex director del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú, si bien el éxito de un proyecto minero depende de la rentabilidad que pueda generar en un determinado plazo, también juega a su favor el impacto que produzca a nivel del territorio donde opere.
“Cuando evaluamos un proyecto minero y damos cuenta de que puede contar con una tasa interna de retorno de 15% o 20%, no estamos dimensionando correctamente su impacto, pues el porcentaje restante se traduce en compras locales, salarios, impuestos y canon”, aseveró.
Justamente, acotó que este impacto a posteriori brinda soporte al desarrollo social y económico, lo que refleja el propósito de sostenibilidad de la actividad minera, generando valor agregado no solo para sus accionistas, sino para las comunidades, gobiernos y Estado.
“Hablar de sostenibilidad en la industria minera es observar más allá de los aspectos ambiental, social y de gobernanza, es pensar en la seguridad del agua, en la transferencia de tecnología, etc. En suma, es hacer las cosas perdurables, seguras y exitosas”, reflexionó.
Zetti Gavelan contextualizó que el 95% de la actividad minera se realiza en zonas altoandinas, donde es necesario aprovechar los aportes de la minería para construir servicios básicos óptimos, crear puestos de trabajos bien remunerados e impulsar la economía local.