El Instituto Peruano de Economía (IPE), en su último “Termómetro económico”, edición de mayo, afirma que los últimos indicadores de actividad económica muestran el efecto que tuvieron las protestas en la economía, así como los riesgos que persisten para la inversión privada y el consumo de los hogares.
En febrero, la economía se contrajo por segundo mes consecutivo al registrarse una caída de 0.6%. Este resultado se explicó por la continuidad de los conflictos sociales, que afectaron principalmente a la construcción.
En contraste, dijo el IPE, la minería “consolidó su recuperación en marzo con un crecimiento de 8.7%, impulsado por la mayor producción de Quellaveco y la recuperación de Cuajone, cuyas operaciones estuvieron paralizadas en marzo del 2022. Ello resultó en mayores volúmenes de cobre (+19.9%) y molibdeno (+7.1%)”.
Respecto a la inversión privada, el despacho local de cemento se contrajo 15.7% en marzo. Con ello, el período enero-marzo del 2023 significó el primer trimestre con la mayor caída de despacho de cemento desde 1991. Asimismo, el indicador acumuló seis meses en negativo.
Además, pese a que las expectativas de la economía a tres meses mejoraron ligeramente en marzo, este indicador acumuló dos años consecutivos en terreno pesimista.
Por otro lado, en el primer trimestre del 2023, el empleo adecuado en Lima Metropolitana aumentó 10.6%, su menor ritmo de crecimiento en dos años. Con ello, la tasa de subempleo ascendió a 41.4%, por encima del nivel prepandemia (36.7%).
En tanto, la demanda de electricidad se aceleró en abril, al registrar un crecimiento de 8.4%. No obstante, cabe reconocer que un quinto de este aumento se explicó por la actividad de Quellaveco, cuyo consumo se incrementó 6.7%.
Todos estos indicadores y su respectiva evolución mensual también pueden seguirse de una manera didáctica aquí.