En el marco de las propuestas legislativas de la Pequeña Minería y la Minería Artesanal (MAPE) y el proceso de formalización, se ha venido mal utilizando el término “Concesiones Ociosas” con el propósito de atacar la minería responsable y formal. Se aduce que las mantienen vigentes únicamente con un ánimo especulativo.
Se presenta a los mineros formales como acaparadores de áreas, sin la intención de realizar actividad e impidiendo a los mineros informales acceder a las áreas ya concedidas. Los defensores demandan una reforma del régimen, que reduzca el plazo de tenencia sin explotar.
Los que promueven el cambio omiten que responde a una realidad: el desarrollo de un proyecto de mediano o gran tamaño es una actividad de mucha inversión y tiempo por razones intrínsecas, como la exploración, permisos o autorizaciones, las medidas ambientales y de seguridad, la complejidad para diseñar el proyecto, las características de los recursos minerales, etc… Puedes seguir leyendo esta columna en la edición 123 de la revista Energiminas.