El gas natural ha sustituido al petróleo y a la hidráulica en la matriz energética del sector eléctrico peruano. De esta manera se han diversificado las fuentes de energía y se ha podido incrementar la eficiencia. Las reservas probadas y probables de gas natural ascienden a 11 trillones de pies cúbicos, con líquidos asociados por alrededor de 600 millones de barriles. Los reportes internacionales sobre la energía mundial ubican al Perú en el tercer lugar en cuanto a reservas probadas de gas natural en Sudamérica. Tuvimos noticias reales de Camisea a inicios de los 80 del siglo pasado. Entre los años 1984 y 1988 Shell descubrió reservas de gas natural en la región de Camisea (Cusco), concretamente en los yacimientos de San Martín, Cashiriari y Mipaya. Luego de prolongados vaivenes, de tira y afloja con un grupo energético colosal, Camisea se quedó en el tintero, hasta que aparecieron otros postores interesados. Uno de los artífices de la materialización de Camisea es el ingeniero Daniel Hokama Tokashiki, exministro de Energía y Minas. Con respecto al yacimiento, él lo vio casi todo, lo escuchó casi todo, y deja hoy su testimonio de las negociaciones.
Comencemos por el principio. ¿Por qué la historia de Camisea comienza en 1981?
En el año 81, después de muchos años de ausencia de capital extranjero en el país, se logró suscribir un contrato de exploración y explotación de los campos de Camisea con la gigante Shell. Era para desarrollar trabajos de exploración en los lotes 38 y 42 en Camisea. Así nace la posibilidad de Camisea.
Si Shell no se hubiera interesado, ¿no hubiera sido posible hoy Camisea?
Bueno, los primeros contactos que se tuvo con Shell, supongo, porque yo no viví esa época, se iniciaron cuando recién el gobierno militar había terminado. Convencerlos para que vengan al Perú, debe haber sido difícil. Podemos decir hoy que Shell es sin ninguna duda el gran gestor de Camisea. No habría Camisea si no hubiera sido por Shell… Puede seguir leyendo esta entrevista aquí.