En los tiempos actuales “la seguridad de las cadenas de suministro de tecnología y energía son cada vez más importantes” y esta seguridad está ligada a la minería, enfatizó Joaquín Proenza, profesor de Yacimientos Minerales de la Universidad de Barcelona, en una conferencia magistral en el marco de la Semana Arpel-Naturgas 2024, que se realizó entre el 8 y 12 de abril en Cartagena de Indias, Colombia.
En ese contexto, los objetivos de una transición energética hacia energías renovables dependen de la disponibilidad de minerales, dice Proenza, dejando claro que actualmente, “la política minera es política energética”.
El despliegue rápido de tecnologías energéticas “limpias” requerido por la transición, implica un aumento significativo de la demanda de minerales, cuyos recursos América Latina y el Caribe posee.
En criterio del especialista, la región puede capitalizar esta oportunidad y puede “convertirse en una región clave para diversificar la oferta de metales/minerales críticos”, requeridos para la fabricación de baterías para vehículos eléctricos y todo tipo de equipos electrónicos.
La producción de varias materias primas minerales está más concentrada geográficamente que la del petróleo y gas natural y China ha construido una posición de liderazgo, particularmente en cobre y litio, basada en su capacidad de procesamiento. Según datos del conferencista “China procesa el 60% de tierras raras” y eso marca un punto a tomar en cuenta, según señaló Proenza.
En ese marco, la nueva minería sumada a una capacidad cada vez mayor de reciclaje serán elementales para la sostenibilidad del suministro de minerales como el cobre, litio, cobalto, níquel y una larga lista de tierras raras.
En su exposición, denominada “Minerales críticos para la transición energética”, Joaquín Proenza aseguró que los recursos mineros significan una oportunidad, aunque también un riesgo. Es así que recomendó algunos aspectos clave para minimizar el riesgo y no fracasar en el intento de aprovechar esos recursos.
Entre otros aspectos, planteó: garantizar una inversión adecuada en nuevas fuentes de suministro, promover la innovación tecnológica a lo largo de toda la cadena de valor, multiplicar el reciclaje, fortalecer la colaboración internacional (productores y consumidores), incorporar normas ambientales, sociales y de gobernanza más estrictas y mejorar la transparencia del mercado.
Finalmente, dijo que la transición energética es necesaria, pero es un desafío complejo para el cual no hay soluciones simples, “y con la tecnología actual implica, sí o sí, minería”.