En el panel “Infraestructura de transmisión y distribución en el norte” del evento PERÚ ENERGÍA Norte, especialistas del sector advirtieron sobre la fragilidad del sistema eléctrico en esta zona del país. Jorge Güímac, gerente de Desarrollo de Negocios de ISA Energía Perú, explicó que, aunque hoy existe una línea de transmisión de 500 kV que alimenta al norte, esta infraestructura opera al límite de su capacidad. “Es robusta, pero es la única”, advirtió.
Señaló que el refuerzo necesario para ampliar su capacidad sigue pendiente por falta de decisiones del concedente. ISA Energía Perú, con presencia en 21 departamentos y 12 mil km de líneas de transmisión, asegura estar lista para ejecutar obras, pero enfrenta demoras administrativas y trabas externas.
El ejecutivo también destacó que se construye una nueva línea de 500 kV por la sierra, pero recién entraría en operación en 2029. “Son más de 1,100 kilómetros de línea. Antes de construir, debemos pasar por procesos ambientales, prediales y arqueológicos que pueden cambiar sobre la marcha”, comentó. Un ejemplo: zonas declaradas intangibles después de adjudicar un proyecto, lo cual obliga a rehacer estudios y rediseñar trazos.
En distribución, Claudio Ramos, gerente técnico de ENOSA, describió un panorama similar. ENOSA opera subtransmisión de 60 kV en Piura y Tumbes con infraestructura que data de 1998, ya cerca del fin de su vida útil. Aunque existen planes de inversión para nuevas subestaciones y ampliaciones, los procesos toman más tiempo del establecido. “Solo el ciclo burocrático —perfiles, factibilidad, expedientes, concursos— ya supera los cuatro años que dura el plan”, explicó.
El técnico detalló que, además de la burocracia, existen trabas sociales. Una línea que debía construirse en un año tomó cinco por conflictos con una comunidad campesina, agravados por la pandemia. A ello se suman las limitaciones de la Ley de Contrataciones del Estado. “Si un proveedor barato gana y luego aparecen imprevistos, la obra se paraliza. Como empresa pública, no podemos renegociar si no está escrito”, afirmó. Incluso cuando la obra finalmente se entrega, Osinergmin impone multas por retrasos, lo que reduce recursos para nuevas inversiones. ENOSA acumula más de S/ 3 millones en sanciones.
Desde el COES, su presidente, César Butrón, añadió que la lentitud en las licitaciones agrava la situación. Solo la licitación de la nueva línea tardó tres años debido a controles y trámites. “Dependemos de una sola gran línea, y si sale de servicio, el riesgo es alto”, afirmó. El ejecutivo describió que el panorama es complejo: menos postores en licitaciones, contratistas limitados en la región, reglas que cambian y una creciente inseguridad jurídica. “La transmisión no va a llegar a tiempo, pese a que se planifica”, advirtió Butrón. Esto generará más congestiones, vertimientos y dificultades para atender nueva demanda.