Un reciente estudio de Cochilco estima que la demanda total de agua de la industria minera del cobre en Chile alcanzará los 22,1 m³/s en 2034, lo que representa una tasa de crecimiento promedio anual del 1,5%.
En cuanto al origen del recurso, se proyecta que la demanda de agua continental disminuirá a 7,6 m³/s en 2034, lo que implica una reducción del 36,7% respecto al consumo registrado en 2023.
En contraste, se espera que la demanda de agua de mar aumente significativamente, alcanzando los 14,5 m³/s, lo que representa un incremento cercano al 113,2% en comparación con el año 2023.
Al analizar los datos según la distribución porcentual del agua para la minería del cobre se espera que al 2034 el agua de mar represente el 66% del abastecimiento de agua para suplir la demanda por parte de la minería del cobre.
Esta proyección es reflejo, en parte, del cambio de la matriz de producción, que se vuelca a los minerales de sulfuros, que a su vez deben ser procesados a través de flotación, proceso más intensivo en el uso de agua.
La caída en las leyes de los minerales hace necesaria una mayor cantidad de agua para obtener una tonelada de cobre fino, ya que es necesario procesar una mayor cantidad de mineral.
Para el año 2034, se estima que el 58,7% de la demanda total de agua provendrá de proyectos en operación. Le siguen los proyectos en etapa de ejecución con un 14,7%, aquellos en fase de factibilidad con un 20,1% y, finalmente, los proyectos en pre-factibilidad con un 6,5%.
Entre 2023 y 2034, se proyecta un aumento de 113 % en el consumo de agua de mar en la minería chilena, explicado principalmente por un incremento de 145 % en el uso de agua desalada, que alcanzaría los 11,5 m³/s en 2034.
Entre 2023 y 2024, el uso de agua de mar en la minería del cobre de Chile aumentó un 20 %, debido a la puesta en marcha de las plantas desaladoras de Minera Los Pelambres (AMSA) y Mantoverde (Capstone).