“Después de un declive en la producción entre 2022 y 2023, nos concentramos en superar antiguos eventos operacionales, así como atrasos en proyectos estructurales que aún impactaban negativamente en nuestras metas de producción, para iniciar la salida paulatina desde el valle productivo en el que nos encontrábamos. En concreto, durante 2024 resolvimos algunos problemas de larga data, que nos permitieron sumar 1.328.425 toneladas de cobre propio, 3.871 toneladas más que el año anterior. Este mejoramiento se concentró en el segundo semestre de 2024. Lo relevante es que desde agosto comenzó un alza en la producción que se consolidó con el paso de los meses hasta finalizar el año”, explicó el presidente ejecutivo de Codelco, Rubén Alvarado.
Entre otros eventos operacionales que la empresa comenzó a superar, está el al deslizamiento de la pared del tajo que ocurrió a fines del 2021 en la División Ministro Hales y que, después de dos años y medio, pudo incrementar su producción con el desarrollo en paralelo de otras tres fases, las 7b, 7c y 8, que hoy permiten una mayor flexibilidad en el desarrollo de la mina. De este modo, el movimiento de mina subió, en promedio, 18%.

En la División El Teniente, en tanto, el estallido de roca de 2023 implicó una baja en el tratamiento de la concentradora desde promedios de 140 mil toneladas diarias a 123 mil toneladas. “Tras un intenso trabajo para reparar las galerías y la infraestructura afectada, a partir de julio de 2024, un año después del evento, superamos las 138 mil toneladas diarias promedio, con lo que recuperamos la capacidad productiva de esa zona y una mayor producción divisional desde septiembre”, explicó Alvarado.
En Chuquicamata se incrementó el procesamiento de la planta concentradora por sobre las 169 mil toneladas diarias, una mejora asociada a la continuidad operacional y a la estabilidad del sistema de manejo de materiales, a pesar de otros eventos que se debieron enfrentar, entre ellos, la reparación de la correa transportadora en abril y la mantención mayor de la concentradora en octubre.
“Asimismo, el plan de recuperación de estándares que se inició hace tres años en Andina, permitió alcanzar en 2024 una tendencia positiva en la continuidad operacional de la concentradora. De este modo, mientras en 2023, el promedio del tratamiento fue de 70 mil toneladas por día, este año sumó 11 mil toneladas más, cifra histórica para esta división”, adelantó el ejecutivo.
Sin embargo, en la División Radomiro Tomic, tras el lamentable accidente fatal ocurrido en marzo, se detuvo completamente la operación mina, retomando la normalidad recién en junio. Lo anterior, sumado a un agotamiento del mineral óxido, significó un 14% de menor producción respecto a 2023.
Por su parte, en División Salvador, el desfase en el proyecto Rajo Inca impidió el cumplimiento del plan, lo que implicó una producción 54% menor a la de 2023.
La producción total de cobre, que considera la producción propia de la estatal más su participación de 49% en El Abra, 20% en Anglo American Sur y 10% en Quebrada Blanca, sumó 1.441.886 toneladas.

A diciembre de 2024, el ebitda consolidado (ganancias antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización, y antes de la Ley Reservada del Cobre) ascendió a US$ 5.439 millones, superior en 30% respecto de 2023, cuando alcanzó los US$ 4.184 millones. La variación responde, principalmente, a un mayor precio de venta de cobre, menores costos y mejores resultados no operacionales. El margen, en tanto, fue de 32%.
Como resultado de lo anterior, los aportes consolidados al fisco chileno se incrementaron en 8%, tras alcanzar US$ 1.534 millones, contra US$ 1.426 millones de 2023.
En 2024, la primera fase de la infraestructura de continuidad del nivel 1 de la mina subterránea de Chuquicamata (que entró en operación en 2019), alcanzó un avance de 73% y se espera el término del estudio de prefactibilidad del nivel 2 durante 2025.