En la actualidad, es común recibir información calumniosa, difamatoria, tendenciosa, con la intención evidente de generar una percepción distorsionada de la realidad en la opinión pública, cuya finalidad es lograr un objetivo político en contra del interés de las poblaciones más necesitadas.
Por ejemplo, cuando un medio afirma que para el procesamiento del cobre se emplea mercurio, éste está mintiendo. Entonces, uno se pregunta ¿cuál es la intención de asociar un elemento usado por los extractores ilegales de oro al desarrollo de un proyecto cuprífero?
Los menos suspicaces dirán que es un error cometido por alguien que carece del debido conocimiento minero. Esto último podría ser cierto, sin embargo, si uno desconoce alguna materia lo más indicado es investigar para poder informar con propiedad, sobre todo si se trata de un medio de periodicidad semanal. Por lo tanto, no está exonerado de responsabilidad.
Lo más negativo de la desinformación propalada es la pretensión de presentarse como portadora de verdad cuando en realidad es un fake new, un texto elaborado premeditadamente para generar desconfianza y suspicacia.
Lo que pretende el medio es sorprender a su público para generar adhesiones en contra del desarrollo de un proyecto cuprífero cuya mayor relevancia está en la aceleración de la recuperación de la economía para beneficio de todos los peruanos porque representa generación de empleo, salarios dignos, fortalecimiento de la infraestructura productiva, impulso a la manufactura nacional, estabilidad económica para miles de familias que dispondrán de recursos para proveer una mejor alimentación, salud y educación a sus hijos.
Lo que sucede es que, a ese medio, poco o nada le interesa el bienestar de la población ni sacrificar la oportunidad de desarrollo del sur, principalmente del valle de Tambo. Caso contrario es el de la minera Southern Peru, que como lo ha señalado en reiteradas oportunidades, desea construir una represa para acumular agua en un volumen que permitirá atender la demanda del valle de Tambo e incorporar nuevas tierras a la actividad agropecuaria, entre otras actividades.
La oposición al desarrollo de la actividad minera, más allá de su discurso político y sus múltiples ofrecimientos ¿ha conseguido impulsar y modernizar la agricultura? La respuesta es no. La agricultura destinada a la exportación trajo inversiones y una de sus primeras acciones fue el disponer de agua a través de canales, represas, pozos, etc. Pero, la agricultura que riega por gravedad depende de los períodos de lluvia, por lo que está a expensas de las condiciones del clima.
Por este motivo, la mejor muestra de la convicción minera de la unidad que debe existir entre el agro y la minería la está ofreciendo la empresa Southern Perú que desea desarrollar su proyecto Tía María y, también, una represa de 60 millones de metros cúbicos.
Recuerdo que, en 2017, en uno de los múltiples diálogos directos con los pobladores del valle de Tambo, una pobladora que manifestó tener 73 años, afirmó que la primera vez que escuchó el ofrecimiento del estado de una represa para el valle de Tambo la formuló el presidente Manuel Prado Ugarteche en 1961 (hace 53 años) durante su segundo período de gobierno, desde entonces a la fecha, por la conducción del estado han pasado 17 mandatarios y no construyeron la represa. ¿Por qué no aprovechar la oportunidad que ofrece la minera Southern Perú?
Lo que sucede es que, si el valle de Tambo dispone de agua regulada, los agricultores mejoran sus condiciones de vida; en adelante, podrán atender la demanda de la región Arequipa, otras regiones del país y hasta del exterior. Cuando llegue ese momento, las familias del valle tendrán a un hijo trabajando en el campo y otro en la mina, uno aportando recursos económicos que serán destinados a la siembra de cultivos que les sean más rentables. Todos se habrán beneficiado.
Tiempos de convicción y reflexión e identificación de quienes siempre mienten para impedir el resurgimiento del Perú.