Vinio Floris, director del Centro del Agua y Medio Ambiente de GĚRENS, es un hombre de ciencias. Lee con asiduidad publicaciones como Nature y Science. Como todo hombre informado, inteligente y empático, anda por la vida preocupado y lleva razón. El Perú se está deshelando, sus nevados se derriten y sus autoridades no reaccionan. Más que el hecho, le inquieta la velocidad a la que sucede. Los dardos de este acontecimiento verificable —los datos son públicos— nos caen a todos. Esta entrevista, qué va, no es un lamento sino la descripción de un cuadro casi de terror. Pero está pasando. Siempre es mejor mirarnos en el espejo. Pero este diálogo es también un antipasto de algo más grande: el Water Week Perú 2024, que reunirá a expertos en la gestión y mimo del agua en la Universidad Agraria La Molina del 18 al 20 de marzo. Tenemos que hablar del agua.
Nuestros grandes reservorios de agua, que son los glaciares, están desapareciendo raudamente. ¿Este es uno de los asuntos más preocupantes que deberían atender nuestras autoridades o estoy siendo dramático?
Este es un evento sumamente serio que debería ser abordado con la mayor prioridad posible. En el Perú, más del 50% de la capa glaciar ha desaparecido en las últimas cinco décadas. Lastimosamente, el resto puede esfumarse en mucho menos tiempo. Para darle un ejemplo de su impacto, la cuenca amazónica (la más larga del mundo) vive una sequía nunca vista. El río Negro (en Brasil), que tiene el 10% del volumen del Amazonas (y está en el sexto puesto en volumen de agua del mundo), atraviesa su nivel más bajo en 121 años. Ha parado la cuarta hidroeléctrica más grande del país (3.6GW) y su sequía ha precipitado 11.500 fuegos en los bosques de toda la Amazonía brasileña durante los primeros 16 días del mes de octubre de 2023. En el lado peruano, la estación Tamshiyacu ha tenido desde mediados del año pasado niveles en el denominado umbral rojo (limitaciones serias para la navegación fluvial). Esto tiene mucho que ver con los deshielos de glaciares y la precipitación escasa en las partes altas de las cuencas en el Perú, acompañados de los efectos de El Niño. Esto es sumamente alarmante y delicado; requiere su análisis y la toma de medidas de corto y largo plazo. Este es el nuevo estándar.
¿El Perú es ya un país que vive en estrés hídrico permanente?
Definitivamente. Se tiene no solamente grandes deficiencias en la oferta del volumen de agua sino también en su calidad, que muestra alarmantes niveles de deterioro. Como ejemplo, está el caso de la explotación agresiva de los acuíferos en zonas del Perú como en Tacna e Ica. Muchas de estas formaciones demoran decenas de siglos en recuperarse y se han degradado en una forma muy acelerada. Esta semana se publicó una interesante monografía en la reconocida revista Nature mostrando las implicancias globales de este deterioro. Son alarmantes y el Perú no es la excepción.
¿Qué implica en concreto para todas las industrias que el poco hielo que queda en el Perú desaparezca?
Para el sector industrial (incluyendo el agroindustrial) y los otros… Puedes continuar leyendo esta entrevista haciendo clic en este enlace.