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Entrevista | Miguel Castilla: «No se pueden imponer agendas ambientalistas y al mismo tiempo olvidarse de la competitividad»

"Debemos quitarnos la tara de que, por ejemplo, el gas debe ser solo para el mercado interno pues el mercado interno no es suficiente", afirma.

«La masificación [del gas natural] es importante pero creo que la integración energética con nuestros vecinos viabilizaría muchísimos más proyectos internos que hoy no son viables económicamente; es fundamental pensar mucho más allá de nuestras fronteras», explica el director ejecutivo de Videnza Instituto, que promueve la iniciativa Rumbo Energético, que será presentada hoy en la ciudad de Trujillo. «Debemos quitarnos la tara de que, por ejemplo, el gas debe ser solo para el mercado interno pues el mercado interno no es suficiente». En esta conversación, a través del Zoom, el también exministro de Economía y Finanzas, revela lo que más le preocupa: ni la profundidad ni la duración de la recesión que atraviesa el país, sino el estancamiento de la economía, de la inversión privada y el flaco crecimiento del PBI.

¿El Perú tiene un rumbo energético?  Por un lado fomentan los hidrocarburos, por otro las renovables no convencionales pero pareciera que nada converge. ¿Es usted de la misma opinión?

Tengo exactamente la misma opinión y, de hecho, creo que en el cierre de la COP28 no existe un real consenso de cómo cada país debe transitar hacia la transición energética. En nuestro país hay cierto nivel de confusión porque se han aprobado distintas normas y estrategias pero pareciera que estas no responden a un análisis ponderado de las necesidades y de la lucha contra el cambio climático. Hay una meta muy ambiciosa de reducir la emisión de los  gases de efecto invernadero en un 60% al 2035 pero parece muy poco probable que se logre. Cada país debe elaborar su propia hoja de ruta para contribuir al objetivo según su propia realidad. Y es además vital establecer un marco de entendimiento en la sociedad de qué significa la transición energética y tomar en cuenta el punto de partida del país y las necesidades de equilibrar los objetivos de sostenibilidad ambiental con la competitividad y la seguridad del suministro de energía.

Diría que el Perú requiere de más Camiseas y más proyectos de energía renovable incluidas hidroeléctricas y más de las no convencionales.

Usted ha sido ministro de Economía, usted conoce las cuentas fiscales peruanas. Hace poco el reciente presidente de Argentina Javier Milei ha dicho que su país está quebrado,  que no tiene plata para emprender nada. En el caso del Perú, ¿tenemos el dinero para hacer algo con respecto a la transición energética?

A diferencia de Argentina, golpeada por una elevada inflación, el Perú tiene fortaleza macroeconómica, pero la fortaleza macroeconómica no se puede dar por sentada si se comienza a gastar más de lo que se tiene; esa fortaleza puede ser deteriorada rápidamente. Para dar un ejemplo, el Fondo de Estabilidad de Precios de los Combustibles ha significado un forado fiscal de más de S/ 11,000 millones. Esto no es nada trivial, estamos hablando de casi un tercio del presupuesto que se asigna al sector salud anualmente. La transición energética peruana, por tanto, requiere que se imponga la calidad regulatoria para no erosionar las cuentas públicas y a su vez transitar hacia una economía baja en carbono.

¿La transición energética también pasa por homologar los precios de la tarifa del gas natural?

Tenemos una diferencia en el costo de la energía y los intentos de equiparar los precios de Lima con los de otras zonas del país, lo que supone, es una distorsión. Pero antes de pensar en una tarifa homologada, que es debatible, normativamente es más urgente invertir en la infraestructura de distribución del gas natural; la masificación del gas natural ha sido muy pobre. Existe una promesa incumplida de hacer accesible el gas natural a todos los peruanos a precios competitivos, pero eso pasa por invertir en infraestructura más que en establecer tarifas homologadas, creo yo, porque la homologación ocasiona distorsiones en el mercado que, luego, podría generar la perder de competitividad energética de la que hoy gozamos.

 ¿Qué tan ligada está la transición energética a la estabilidad jurídica y política de un país?

Mire, en el país tenemos tres fortalezas muy grandes que han transformado nuestra nación en los últimos 30 años: la fortaleza macroeconómica, de la que hablábamos al principio, la apertura económica y un respeto irrestricto a los tratados y contratos que han generado que la inversión extranjera directa en los últimos años se haya multiplicado 75 veces; ese es un dato poco conocido. Clave es el respeto a los contratos y el cumplimiento de las obligaciones contractuales de las partes, y clave es evitar una politización o una vulneración de los contratos; los contratos tienen protección constitucional y, de hecho, hay mecanismos para resolver las disputas que se presentan: el arbitraje internacional es un mecanismo consagrado en la misma Constitución para dirimir las controversias entre las partes. Lo que hemos visto en los últimos años ha sido un incremento de las controversias en el Ciadi y gran parte de estos se atribuye al incumplimiento de parte del Estado de los compromisos que asumió. Allí tenemos un tema central y si es que se erosiona esta credibilidad a los tratados, contratos y acuerdos que firmamos, entonces eso nos pinta como un país poco confiable y nada atractivo para la inversión. Lamentablemente, esto que describo ha estado ocurriendo en todos los niveles en los últimos años.

Debemos quitarnos la tara de que, por ejemplo, el gas debe ser solo para el mercado interno pues el mercado interno no es suficiente, debemos mirar al mercado externo.

¿Qué papel debe jugar Petroperú en la transición energética? ¿Debe reinventarse?

La Refinería de Talara de Petroperú es un ejemplo de un proyecto sobredimensionado que lleva más de 10 años en concepción y construcción, y cuyo presupuesto inicial aprobado se ha triplicado. Es una empresa que muestra todos los problemas de una estatal y dado que es del Estado , no tiene dueño, por tanto, no se internalizan los costos de asumir riesgos, ni cuentan con un gobierno corporativo idóneo, y de eso hemos sido testigos en los últimos años. La empresa se ha degradado, ha perdido calificación crediticia y es actualmente una compañía básicamente insolvente. Pese a ello, el gobierno de turno le ha seguido otorgando mayores responsabilidades que significan otra vez asumir riesgos, y estos costos lo acaban pagando obviamente los contribuyentes. Lo que el país requiere es una política proinversión privada, que últimamente está cayendo. Las señales son muy importantes: entregar lotes petroleros directamente a Petroperú sin competencia, sin subasta, sin licitación y habiendo postores privados dispuestos a pujar por ellos, le hace un flaco favor a la promoción de la inversión privada que el Gobierno intenta transmitir; lo hace poco creíble y someramente consistente. Petroperú necesita una reingeniería que ha sido postergada por miedo a los sindicatos y por miedo a presiones de ciertos grupos que mantienen a esta empresa como un botín para el gobierno de turno.

¿Requiere también una reingeniería la matriz energética peruana? Más o menos el 40% de la energía del país proviene de un yacimiento gasífero: Camisea. 

Esta es justamente una pregunta que debe ser debatida. Es una de las razones por la cual hemos creado el congreso Rumbo Energético, para dirimir estos temas. En general hay que descarbonizar las fuentes de energía en el mundo pero si uno se fija en el caso del Perú, la principal fuente de emisión de gases de efecto invernadero no es el sector eléctrico ni es la energía, es la deforestación, la agricultura y el transporte público. El sector energético en general contribuye con el 14% de las emisiones peruanas y el sector eléctrico en particular con la mitad 7%, y Camisea es una energía que permite la transición; las energías renovables no convencionales no aseguran una continuidad del suministro: hay energía solar en tanto haya sol. En síntesis, hay muchos mitos, pero podemos afirmar que nuestra matriz energética es una de las más limpias de la región y la región ya es bastante verde. En términos generales, el gas natural es poco contaminante comparado con el carbón, el bagazo, el biogás o el diésel. En el proceso de transitar hacia una economía baja en carbono es importante ejecutar políticas equilibradas, además hay otras fuertes de emisión rara vez abarcadas por la política pública. No se pueden imponer agendas ambientalistas y al mismo tiempo olvidarse de la competitividad. Camisea ha transformado por completo la realidad del país, el 40% de la energía eléctrica del país es generada por Camisea y es una energía barata. Chile, por ejemplo, debe importar gas o utilizar mucho carbón, 20% de la matriz energética chilena es carbón, que es el fósil más contaminante de todos. Diría que el Perú requiere de más Camiseas y más proyectos de energía renovable incluidas hidroeléctricas y más de las no convencionales. No creo que haya una exclusión o una sobreposición, tenemos un potencial enorme, y si la minería se pudiera reactivar en el país, esa mayor demanda requerirá de mayor energía.

¿La electromovilidad debe también formar parte del rumbo energético del país?

Yo creo que sí, es una tendencia global pero parte por tener un marco coherente. El Perú es un país cuyas autoridades generan políticas públicas esquizofrénicas: se subsidia al GLP, se subsidia al GNV y se pretende ahora dar facilidades a la electromovilidad. Reitero, debe existir cierto nivel de coherencia. El potencial es enorme en el país: solo existen alrededor de 1,000 vehículos eléctricos o menos para una flota vehicular de millones de autos. En cuanto a electromovilidad, atravesamos actualmente una fase incipiente pero debemos ordenarnos; sabemos que el cobre será un metal crítico para la electromovilidad. Tenemos cobre, podemos exportarlo al mundo y también utilizarlo para suplir esa reconversión del transporte público a nivel nacional. Algunos vecinos en la región nos llevan muchos años de ventaja. En suma, la electromovilidad requiere de claridad gubernamental pues el fin es contar con políticas de seguridad energética equilibradas que ayuden obviamente a luchar contra el cambio climático y que al mismo tiempo sean seguras y confiables.

 ¿Qué piensa de la integración energética con los países vecinos?

Yo creo que es un paso esencial, por ejemplo, mucho de nuestro gas no tiene demanda y termina siendo reinyectado. Y si pudiéramos venderlo como gas o como energía a nuestros vecinos, tendría todo el sentido del mundo. Solo fijémonos en la integración energética entre Colombia y Venezuela o la que hay entre los países como Chile y Argentina. Es más eficiente contar con un sistema de transmisión eléctrica energética integrado pues es en simultáneo una forma de mejorar la seguridad energética del país que nos blinda de los vaivenes del mundo. Debemos quitarnos la tara de que, por ejemplo, el gas debe ser solo para el mercado interno pues el mercado interno no es suficiente, debemos mirar al mercado externo y eso pasa por hilar fino y abordar las demandas de conexión en el mercado doméstico, de acuerdo: la masificación es importante pero creo que la integración energética con nuestros vecinos viabilizaría muchísimos más proyectos internos que hoy no son viables económicamente; es fundamental pensar mucho más allá de nuestras fronteras.

¿Es muy pronto para hablar del hidrógeno verde en el Perú?

Creo que no pero esto se va a ir dando con el tiempo. En el Perú habría espacio para este tipo de tecnologías en tanto los costos de esta bajen y sean perfectamente competitivos. Yo creo que sí hay espacio para el hidrógeno verde pero eso no puede suceder a costa de penalizar a otras energías; todas las fuentes de energía deben ser utilizadas de manera inteligente y no respondiendo a sesgos ideológicos. Repito: nuestra matriz energética ya es bastante limpia.

Hablando de sesgos, no hace mucho el Perú buscó renegociar unilateralmente el contrato de Camisea. Asumo que ese no es el camino, señor, Castilla

¡No, qué va! En el Perú ya hemos aprendido el costo de seguir  medidas unilaterales: eso nos condenó al retraso por muchas décadas; es ya creo y espero una lección aprendida para el país. Nuestro marco de defensa de contratos felizmente pudo sobrevivir a un gobierno populista, estatista como el de Pedro Castillo; ahora lo que requerimos es catapultar la inversión privada y nuestra minería, rica en cobre, puede acompañar la descarbonización en el mundo. Debemos sacar a flote nuestros proyectos mineros; nuestra región no es la que más contribuye con emisiones de gases de efecto invernadero. Debemos enfocar las políticas públicas efectivamente en donde están los problemas de manera sensata. Cuando la sensatez prevalece, cualquier móvil populista o de expropiación queda descartado.

¿Cuánto tiempo vamos a estar en recesión? ¿Le preocupa la recesión?

Creo que la recesión ya está culminando porque los factores que la gatillaron en gran medida se están disipando; la inflación, por ejemplo, comienza a ceder, y eso significa que las tasas de interés bajarán y, por tanto, el costo de financiamiento será menor. Además estimo que para la segunda mitad del año entrante ya habremos superado el fenómeno El Niño y probablemente tengamos un crecimiento económico débil. Pero el problema está no tanto en la recesión sino en el estancamiento económico: todas las proyecciones muestran que el Perú, por falta de confianza, por debilidad institucional y por una caída en la inversión privada por la cantidad de proyectos empantanados por regulaciones asfixiantes, genera que la economía crezca en promedio 2% en los próximos años y ese crecimiento es insuficiente, eso es estancamiento y este trae la precarización de las condiciones de vida y la dificultad de seguir reduciendo los índices de pobreza. El mayor riesgo no es ni la profundidad de la recesión ni su duración sino que caigamos en un estancamiento cuya resolución pasa por acuerdos políticos mínimos y ciertas reformas que regulen la economía de manera responsable y que fomenten la recuperación de la inversión privada.

A diferencia de Argentina, golpeada por una elevada inflación, el Perú tiene fortaleza macroeconómica, pero la fortaleza macroeconómica no se puede dar por sentada si se comienza a gastar más de lo que se tiene.

Con 2% no se crea empleo, señor Castilla

No, y de hecho vemos que cuando la economía el año pasado creció 3,7% y con una inflación de casi 9%, la pobreza se incrementó. Este año, con presiones inflacionarias que aún persisten y con una economía que se contrae, probablemente tendremos una foto muy dramática. Hay que comparar los datos de 2023 con los datos de 2019, el año prepandemia: hablamos de 3.5 millones de pobres adicionales en el país y esto es por la falta de creación de empleo formal y de calidad. Esta es la precarización de la economía que debemos evitar pues genera el caldo de cultivo justamente del descontento social y la búsqueda de soluciones populistas que pasa una gran factura a largo plazo a los  países. Un ejemplo fresco es Argentina.  En consecuencia, lo que toca es generar las condiciones para que la inversión privada crezca y los empleos de calidad aumenten.

¿Cuándo se realiza el congreso Rumbo Energético?

Rumbo Energético se lanza a nivel nacional hoy 14 de diciembre en la ciudad de Trujillo. Se trata de una iniciativa de Propuestas del Bicentenario que aporta ideas y estrategias para una transición energética efectiva en el Perú. Busca generar conciencia sobre la importancia de una transición energética que permita satisfacer la demanda nacional de energía de manera confiable, regular, continua, eficiente y sostenible. Se quiere aplicar el conocimiento y experiencia, y las de un grupo de expertos aliados, para ayudar al país a implementar una transición energética ordenada y acorde a su realidad.