Un grupo de sujetos arribaron este viernes a los exteriores del campamento de la empresa minera Antapaccay, ubicado en la provincia de Espinar, en Cusco, exigiendo el cese de las operaciones de la minera de Glencore, en medio de las protestas y actos de violencia. Los manifestantes prendieron fuego a los pastos del interior del campamento minero.
Pobladores de Espinar atacaron las instalaciones de la minera Antapaccay, luego de que la empresa se negara a sumarse a las manifestaciones en contra del Gobierno de Dina Boluarte. También afirman que la minera no genera trabajo en la zona y que, por tanto, deben cerrar.
Los manifestantes llegaron a las instalaciones de la empresa para exigir la paralización de sus actividades. Tras escuchar su demanda, un representante de la minera señaló que no podían sumarse a la protesta, debido a que no les corresponde como empresa.
De acuerdo a un comunicado emitido el 19 de enero, Antapaccay señaló que solo está trabajando al 38% de sus capacidades debido a que desde el 4 de enero, los bloqueos de carreteras han impedido el ingreso de insumos necesarios para la operación y la alimentación de los trabajadores
Las protestas en Perú amenazan con cortar el acceso al cobre por un valor de casi US$ 4.000 millones, justo cuando la salida de China de los bloqueos de Covid promete impulsar la demanda, informó Bloomberg.
La tercera mina de cobre más grande de Perú, Las Bambas, no ha despachado concentrado de cobre desde el 3 de enero debido a preocupaciones de seguridad. Antapaccay de Glencore también enfrenta restricciones. Las minas, que comparten el mismo acceso por carretera a los puertos, en conjunto representan casi el 2% de la producción mundial de cobre.
Los disturbios han sacudido a Perú desde el derrocamiento y arresto del expresidente Pedro Castillo, alterando las cadenas de suministro de productos básicos desde metales hasta café orgánico. La interrupción llega en un momento particularmente precario para los mercados del cobre. Los inventarios se encuentran en niveles históricamente bajos, mientras que los mineros advierten que la demanda del metal más crítico del mundo está a punto de dispararse con la creciente electrificación de los vehículos.