Hoy el Perú sufre sequías en distintas regiones. En entrevista con el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP), Vinio Floris, docente y director del Centro de Gestión de Agua y Medio Ambiente de la Escuela de Postgrado de GĚRENS, habló sobre los grandes retos que tiene el Perú en cuanto a gestión de recursos hídricos y el aporte del sector minero para su éxito.
“Efectivamente el Perú tiene un agudo problema de contaminación de sus cuerpos de agua”, dijo Floris. “A mi modo de ver, el principal contaminador son los gobiernos, a diferentes niveles, que descargan aguas y desperdicios sólidos contaminados muchas veces sin tratamiento alguno”.
Hoy, los efectos de La Niña están ocasionando una sequía plurianual en el país, según el experto. “Más tarde serán otros factores que induzcan graves inundaciones en el territorio. Sin embargo, hay herramientas analíticas de planificación (largo plazo) y operación (corto plazo) que nos ayudan a buscar escenarios óptimos para usar más eficientemente el recurso hídrico en su cantidad, calidad, espacio y tiempo”. “La infraestructura hidráulica en el Perú es bastante modesta, especialmente en el sector rural, en comparación con los países más avanzados de la región”, añadió.
Vino Floris sostuvo que revertir este proceso no es fácil y es sumamente costoso, pero se tienen que buscar soluciones sustentables. “La industria minera puede ser un elemento fundamental para apalancar el desarrollo y sacar adelante iniciativas que grandemente favorezcan la gestión del recursos hídrico”, dijo.
Un reciente estudio del Banco Mundial dice que el 2030 Lima tendría serios problemas de abastecimiento de agua. Por ello, dijo, se requiere financiar proyectos que sigan los principios del desarrollo sustentable y que, especialmente, sean económicamente sustentables por sí solos. “Hay muchas experiencias de proyectos que se han financiado y luego han sido abandonados a su suerte. Hemos sido buenos dando pescado pero hemos hecho poco enseñando a pescar”, subrayó.
Un segundo obstáculo es la poca disciplina de excelencia operativa y de mantenimiento. Un tercer reto es la falta de una cultura de consenso. Vemos que una de las mayores fuentes de conflicto está relacionada con el recurso hídrico. Otro gran problema, refirió, es el desorden e informalidad. “Esto crea externalidades negativas, difíciles de gestionar especialmente cuando son, en general, muy mal manejadas con subsidios transversales que favorecen el desperdicio, por ejemplo”, dijo.