Las empresas de toda la cadena global de suministro de semiconductores se preparan para las interrupciones derivadas de la creciente guerra comercial, después de que China impusiera restricciones a las exportaciones de minerales de tierras raras y Estados Unidos respondiera con aranceles adicionales y restricciones a la venta de software al país asiático.
Las restricciones chinas, la medida más específica hasta la fecha para limitar el suministro de materiales de tierras raras, representan, según Bloomberg, el primer intento importante de Pekín de ejercer una jurisdicción de largo alcance sobre empresas extranjeras para atacar la industria de los semiconductores, amenazando con frenar el auge de los chips que impulsan la inteligencia artificial. Estas restricciones llevaron al presidente estadounidense, Donald Trump, a anunciar el viernes que impondría un arancel adicional del 100 % a China y controles a la exportación de “todo software crítico”.

Las restricciones a las tierras raras, siempre según Bloomberg, podrían provocar retrasos de semanas en los envíos de ASML Holding NV, el único fabricante mundial de máquinas que producen los semiconductores más avanzados, según una fuente cercana a la empresa.
Un alto directivo de una importante empresa estadounidense de chips afirmó que aún están evaluando los posibles impactos. Sin embargo, el riesgo más claro al que se enfrenta la empresa ahora es un aumento en los precios de los imanes que dependen de las tierras raras, esenciales para la cadena de suministro de chips, según esta fuente anónima, citada por Bloomberg.
Un funcionario de otra empresa estadounidense de chips afirmó que se apresuran a identificar cuáles de sus productos contienen tierras raras procedentes de China y teme que el requisito de licencias del país paralice su cadena de suministro.

No está claro qué productos de software estadounidenses podrían verse afectados por la última prohibición de exportación propuesta por Trump. En julio, el gobierno levantó los requisitos de licencia de exportación para las ventas de software de diseño de chips, normas que se habían impuesto en mayo como parte de una serie de medidas en respuesta a las limitaciones previas de Pekín a los envíos de tierras raras esenciales.
Las nuevas normas chinas exigen a las empresas extranjeras obtener aprobación para el envío de cualquier material que contenga incluso trazas de tierras raras chinas, e incluyen explícitamente las piezas utilizadas para fabricar ciertos chips informáticos y para impulsar la investigación de inteligencia artificial con aplicaciones militares.