Tras años de paralización, Southern Perú anunció el reinicio de las actividades de construcción en el proyecto minero Tía María, ubicado en la provincia de Islay, Arequipa. La decisión, tomada “estando dadas las condiciones sociales y políticas en la provincia de Islay, la región y a nivel nacional”, según informó la compañía, marca un hito importante para este proyecto de cobre que ha enfrentado una fuerte oposición de las comunidades de la zona.
Un punto clave para el reinicio de Tía María ha sido la obtención de la “licencia social”. Este concepto, que va más allá de los permisos legales, implica la aceptación y apoyo de las comunidades aledañas a cualquier proyecto.
Según José Antonio La Rosa, director de Supera, consultora con más de 21 años de experiencia, la licencia social se define como “el conjunto de percepciones que tiene la comunidad u otros grupos de interés respecto de la seguridad, sostenibilidad e impacto a largo plazo que tienen las operaciones de las empresas que desarrollan actividades extractivas”.
Precisamente, son los conflictos socioambientales los que más trabas generan al desarrollo de proyectos mineros en el país, al poner a la población en contra de la inversión.
“La licencia social para operar no solo permite el desarrollo de proyectos mineros con menor oposición social, sino que también genera beneficios tangibles para las empresas como menor resistencia a futuras ampliaciones, reducción de sobrecostos, mejor reputación corporativa, entre otros”, explicó el experto.
Si bien existen requisitos legales y procedimientos formales que cumplir, el éxito radica en un diálogo constante y transparente con las comunidades. Las empresas mineras líderes en gestión social son aquellas que han logrado construir relaciones sólidas con las poblaciones locales, comprendiendo sus preocupaciones e intereses.
El caso de Tía María demuestra que la obtención de la licencia social es fundamental para el éxito de los proyectos mineros. Al establecer un diálogo genuino con las comunidades y trabajar en conjunto por el desarrollo sostenible, las empresas pueden abrir las puertas a un futuro próspero para todas las partes involucradas.
“La experiencia de Tía María puede servir como modelo para otros proyectos mineros en el país, impulsando un desarrollo responsable y sostenible de la minería en el Perú”, afirmó La Rosa.
El Perú se encuentra en una posición privilegiada gracias a su rica cartera de proyectos mineros. Con 126 prospectos en espera, valorizados en más de US$ 55,000 millones, el país tiene un gran potencial para convertirse en un líder mundial en la producción de minerales.
“La licencia social es clave para el destrabe de esta cartera global, y para lograrlo las empresas deben estructurar planes que contemplen la atención de las nuevas necesidades y expectativas de las comunidades, que son distintas a las de hace diez años. Asimismo, resulta crucial que nuestras autoridades acompañen todo este proceso de socialización de los proyectos para que estos sean exitosos”, concluyó José Antonio La Rosa.