Durante la próxima década, se espera un incremento en la demanda global de cobre en aproximadamente 9,5 millones de toneladas adicionales, el cual tendrá un impacto significativo en la producción de este metal entre el 2026 y 2030, estimó Simon Morris, jefe de Metales Base de CRU, durante su presentación en el Simposio– XV Encuentro Internacional de Minería.
“Se añadirán casi 800,000 toneladas métrica de cobre fino cada año. Si bien esto empezó con la transición energética en China, es necesario que tengamos bajo la lupa un cambio estructural como sector para ampliar nuestro enfoque y recibamos más solicitudes de otros sectores, pues en base a diversas proyecciones, se espera que la demanda global sea atribuida a esta transición”, precisó.
Morris subrayó que, de cara al 2035, diversas industrias experimentarán mayor demanda de este metal. “Se estima que las empresas de servicios públicos requerirán un 30% más, mientras que en el sector transporte se emplee un 15% adicional”, agregó.
En este momento, según el ejecutivo de CRU, la mitad de la demanda de cobre debido a la transición energética se atribuye en primer lugar a China, seguida de Europa y Norteamérica; sin embargo, gracias al potencial geológico y de proyectos cupríferos en Sudamérica, esta región se perfile como líder debido a los cambios en los modelos de producción, distribución y consumo de la energía para evitar las emisiones de gases de efecto invernadero.
“Por la facilidad de desarrollar proyectos a comparación de otros continentes, existe una oportunidad latente de que Sudamérica no solo produzca sino demande la mayor cantidad de cobre debido a la transición energética que el mundo atraviesa. Es necesario articular esfuerzos y formar sinergias en aras de aumentar la producción cuprífera”, finalizó Morris.