Luis Miguel Castilla, director ejecutivo de Videnza Instituto y exministro de Economía y Finanzas, presentó un diagnóstico directo: el Perú perdió capacidad de producción, redujo sus reservas probadas y aumentó su dependencia del mercado externo. Según explicó, este retroceso es consecuencia de un estancamiento en exploración, un marco regulatorio poco competitivo y una institucionalidad debilitada. “Dependemos cada vez más de afuera”, advirtió.
Castilla señaló que, mientras en los años noventa el mercado estaba dominado por el diésel y las gasolinas, hoy el gas natural y el GLP representan casi la mitad de la demanda, un cambio estructural que el país no ha acompañado con inversiones suficientes. Pese a contar con potencial en la zona norte y en la selva, las reservas probadas disminuyen y las importaciones se disparan: en dos décadas, las importaciones de diésel se duplicaron, las de gasolinas se multiplicaron por trece y las de GLP crecieron cinco veces.
Para Castilla, el riesgo es claro: mayor vulnerabilidad frente a precios internacionales volátiles y menos recursos fiscales para cerrar brechas sociales. Recordó, por ejemplo, que solo el 12% de hogares en Piura tiene agua potable las 24 horas, pese a que la región recibió más de 400 millones de soles en canon el último año.
El exministro identificó tres causas centrales. Primero, inseguridad jurídica y fiscal, con contratos sin posibilidad de ampliación, regalías altas y pocos incentivos para explorar. Segundo, tramitología excesiva: permisos ambientales lentos, consultas previas impredecibles y plazos que no se cumplen. Tercero, problemas estructurales, como cambios constantes en Perú-Petro, falta de infraestructura en la selva y ausencia de una estrategia sostenida.
Frente a ello, planteó una hoja de ruta dividida en medidas de corto y mediano plazo. En lo inmediato, pidió recuperar el liderazgo político, actualizar la Ley Orgánica de Hidrocarburos, homologar contratos y fortalecer a las entidades del sector. Insistió en dar continuidad a los equipos técnicos del Ministerio de Energía y Minas para asegurar políticas estables.
A mediano plazo, propuso reformar el marco fiscal, replantear la estrategia de promoción de inversiones y modernizar la gestión pública. Subrayó que el enfoque recaudador no debe seguir frenando proyectos en un país con altos niveles de ineficiencia estatal. También destacó que el sector debe incorporar innovación, automatización e inteligencia artificial.
Finalmente, abordó el tema de Petroperú. Sostuvo que la empresa estatal enfrenta problemas de gobernanza que ya no permiten sostener el statu quo. Señaló que, en lugar de seguir inyectando recursos sin resultados claros, sería más eficiente destinarlos a promover la actividad de upstream, donde se genera mayor valor para el país.