En el marco del evento PERÚ ENERGÍA Sur Cusco, el gerente general y gerente comercial de la Empresa de Generación Eléctrica Machupicchu S.A. (EGEMSA), Carlos Menéndez, presentó un panorama detallado sobre el crecimiento proyectado de la demanda eléctrica en el sur del Perú y las urgentes necesidades de infraestructura para afrontarlo.
Durante su conferencia titulada “Crecimiento estimado de la demanda de energía eléctrica en el sur del Perú y la infraestructura necesaria para cubrirla”, Menéndez advirtió que existe un déficit de generación eléctrica en la zona sur, debido a que gran parte de los centros de generación hidráulica y térmica se encuentran concentrados en el centro del país. Esta situación genera un desbalance en el abastecimiento frente a la creciente demanda energética del sur, particularmente impulsada por el sector minero.
“La zona sur incrementará su demanda en 800 MW de capacidad en potencia y 7000 GWh en energía en los próximos años, debido a proyectos estratégicos como la Smart City de Moquegua o la futura operación minera Tía María en Arequipa”, señaló el ejecutivo.
Actualmente, la zona sur está interconectada por líneas de transmisión de 500 kV y 200 kV, pero la concentración de la demanda en zonas mineras hace necesario reevaluar la infraestructura de transporte y distribución. Además, el avance de la electromovilidad en operaciones mineras y la reducción en los costos de los vehículos eléctricos también se proyectan como nuevos factores de presión sobre el sistema eléctrico. Se estima que el 80% de las cargas de vehículos eléctricos se realiza en el ámbito doméstico y el 20% en electrolineras.
De no tomarse medidas, advirtió Menéndez, hacia 2026 podría registrarse una falta de energía de hasta 100 MW, incluso considerando los proyectos actualmente en ejecución. El incremento de la generación fotovoltaica en Arequipa, Moquegua e Ica, previsto para los años 2033 y 2036, también podría generar congestionamientos en el sistema interconectado nacional, especialmente en temporada de estiaje, cuando disminuye el aporte de las centrales hidroeléctricas.
Ante esta situación, Menéndez alertó que se incrementaría el uso de diésel para generación eléctrica, lo que podría elevar los costos marginales de la energía, inicialmente durante el estiaje y, eventualmente, de forma sostenida durante todo el año.
Como respuesta a estos desafíos, el ejecutivo destacó el potencial de la generación híbrida, combinando solar, eólica y almacenamiento con baterías. Con una significativa reducción en los precios —de 189 a 120 dólares por kilovatio-hora y una proyección de 60 dólares al 2030—, el almacenamiento energético se perfila como una alternativa clave para mitigar la intermitencia de las fuentes renovables.
Menéndez destacó una transformación estructural en el modelo de generación energética. “En el corto o mediano plazo, posiblemente sea más económico optar por la autogeneración, lo cual podría llevar a una reducción de la demanda del gran generado. La generación distribuida, las microrredes y tecnologías como el hidrógeno verde, el almacenamiento a gran escala y la eficiencia energética, están marcando una nueva era en el sector eléctrico”, concluyó.