La conversión de vehículos a gas natural vehicular (GNV) cayó 13.3% en el primer trimestre de 2025 en comparación con el mismo periodo del año pasado, al registrarse solo 10,255 conversiones a nivel nacional, según cifras oficiales de Infogas. Ante esta situación, la Asociación Automotriz del Perú (AAP) advirtió que esta tendencia refleja una falta de determinación y liderazgo por parte del Estado para masificar el uso de este recurso estratégico. Ahora bien, el parque vehicular a GNV alcanzó las 344,085 unidades al primer trimestre de 2025, con un crecimiento de 7.5% frente al mismo periodo de 2024.
“La conversión a GNV no logra despegar de forma sostenida debido a la ausencia de una política pública integral, pese a que el ahorro que representa para los peruanos es significativo”, señaló Alberto Morisaki, gerente de Estudios Económicos y Estadísticas de la AAP.
De acuerdo con información al cierre de marzo, los usuarios de GNV generaron un ahorro acumulado de S/ 229 millones frente al uso de gasoholes. Actualmente, el precio promedio del GNV es de S/ 1.78 por m³, mientras que el del gasohol regular asciende a S/ 14.59 por galón. Si se realizan las conversiones necesarias para poder hacer ambos combustibles comparables, se obtiene que el precio del gasohol es 2.4 veces mayor al del GNV. Con lo que el ahorro mensual puede ser muy significativo.
Los esfuerzos de masificación del gas natural vehicular enfrentan obstáculos como la problemática que radica en que las empresas importadoras de vehículos en el país tienen inconvenientes para deducir el ISC.
“Contamos con una de las reservas de gas natural más importantes de la región, pero su uso en el transporte es aún marginal. El problema no es técnico, es de gestión pública. Es necesario que el Gobierno asuma un rol más activo, promoviendo el financiamiento, eliminando trabas burocráticas y ampliando la infraestructura de carga y distribución”, añadió Morisaki.
Gran parte del mercado se concentra en Lima y Callao, mientras que una porción menor se ubica en algunos departamentos del norte. En el resto del país, el abastecimiento es bajo, lo que limita el interés de los propietarios de vehículos para convertir sus unidades a GNV.
A esto se suma el desconocimiento que aún persiste respecto al impacto real de la conversión, ya que muchos conductores creen —de manera equivocada— que podrían sufrir pérdida de potencia o eficiencia, daño del motor o enfrentar riesgos de seguridad por eventuales fugas de gas, dijo la AAP.
Aunque existen 345 estaciones de carga de GNV a nivel nacional, el 85.8% se concentra en Lima, lo que limita el desarrollo del ecosistema GNV en las regiones. Además, el número de talleres de conversión alcanzó las 296 unidades al cierre del primer trimestre de 2025, lo que representa una reducción del 3.3% en comparación con el mismo periodo del año anterior.
La AAP advirtió también que los esfuerzos de masificación del gas natural vehicular enfrentan obstáculos como la problemática que radica en que las empresas importadoras de vehículos en el país tienen inconvenientes para deducir el ISC pagado en la importación de vehículos a gasolina que fueron convertidos a GNV antes de su venta interna. “Este tipo de trabas fiscales van en contra de cualquier política que busque reducir la dependencia del petróleo y promover combustibles más limpios y económicos”, puntualizó Morisaki.