Raúl Molina, ex viceministro de Gobernanza Territorial, manifestó su preocupación por las mesas de diálogo, herramienta recurrentemente usada en los conflictos sociales. Sobre todo, porque, a su juicio, a lo largo de los años han demostrado que fallan.
“Había un conflicto, se abría una mesa de diálogo. En estas se terminan firmando un montón de actas que el Gobierno nacional nunca termina cumpliendo”, sentenció en entrevista a Diálogos Mineros, un espacio del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú.
Comentó que el grueso de los compromisos de las mesas de diálogo no son de las empresas mineras o de los municipios, sino del Gobierno central.
“La lógica ha sido: conflicto, pongan mesa de diálogo y firmen un acta para aplacar el conflicto. En general, se ha venido acumulando cientos de millones de soles en compromisos que nadie monitorea y nadie cumple”, añadió.
Molina afirmó que el verdadero problema detrás de estas decisiones es que no se envían a las personas correctas.
Desde su experiencia, el experto manifestó que a las mesas de diálogos acude el personal de gestión social, pero la solución no tiene nada que ver con ellos, sino con los viceministros o directores generales, puesto que ellos son los encargados de destinar presupuesto a lo que firma el Estado en las actas.
Asimismo, el ex viceministro confesó que, desde su esquina como parte del Estado, sentía miedo al acudir a las mesas de diálogo. “Mi mayor temor, cuando estaba llegando a un acuerdo con la población, era a quién yo representaba, y el Estado peruano no iba a ser capaz de cumplir”, indicó.