General Motors (GM) está intentando adelantarse en la carrera por los metales que sustentan el cambio de la industria hacia los coches eléctricos. El fabricante de automóviles estadounidense está compitiendo por una participación en la unidad de metales básicos de Vale, según dijeron personas familiarizadas con el asunto a la agencia Bloomberg. Un acuerdo podría dar a GM acceso a los recursos de cobre y níquel del gigante minero brasileño, clave para fabricar baterías de vehículos eléctricos.
El mes pasado, compró una participación de US$650 millones en Lithium Americas para contribuir al desarrollo de la mina Thacker Pass de Nevada, que podría producir hasta un millón de vehículos eléctricos al año. En octubre, GM invirtió US$69 millones en la australiana Queensland Pacific Metals, productora de níquel y cobalto. Se trata de apuestas estratégicas para asegurarse unos suministros cada vez más codiciados.
“Seguiremos trabajando con mucha gente del sector, especialmente en el litio y los demás minerales críticos”, dijo la consejera delegada Mary Barra en una entrevista con Bloomberg Television en Nueva York el jueves pasado. “Creo que estaremos posicionados para tener una ventaja competitiva”.
GM se ha comprometido a vender únicamente modelos enchufables a mediados de la próxima década. El fabricante de automóviles de Detroit ha optado por construir su propio paquete de baterías.
GM forma parte de una tendencia más amplia. Fabricantes de automóviles como Ford han firmado acuerdos de suministro de mineral a largo plazo. La alemana Volkswagen acordó el año pasado formar una empresa conjunta de 3.000 millones de euros con la belga Umicore para materiales de cátodos. En 2021, Tesla cerró un acuerdo sobre níquel con BHP Group y otro sobre cobalto con Glencore, y en marzo de ese año participó en una empresa minera en Nueva Caledonia.