En abril, la economía peruana registró un crecimiento anual de apenas 0.3%, explicado por un menor desempeño de los sectores primarios y la lenta recuperación de los rubros vinculados a la demanda interna. Pese al sólido avance de la minería, el PBI de los sectores primarios fue impactado por el fuerte retroceso del sector agrícola. Este tuvo la mayor caída de las últimas décadas ante los menores rendimientos de cultivos afectados por el déficit de lluvias y la crisis de fertilizantes del 2022, dijo el Instituto Peruano de Economía (IPE).
En detalle, el sector agrícola experimentó un retroceso de 20% en abril, debido a la fuerte reducción en las cosechas de productos orientados al mercado interno como la papa, la quinua, la alfalfa y el maíz. La producción de papa, por ejemplo, disminuyó 35%, lo que equivale a 420 mil toneladas menos de este cultivo a nivel nacional, ante las menores cosechas en regiones como Puno, Cusco, Cajamarca, Apurímac, entre otras.
“La caída de los sectores primarios hubiese sido mayor sin la significativa contribución que brindó el sector minero, que registró un avance anual de 20% en abril. Esto se debió a la consolidación de operaciones de Quellaveco y el aporte de otros yacimientos de cobre que fueron afectados por un entorno de alta conflictividad social en el mismo mes del año pasado como Cuajone en Moquegua y Las Bambas en Apurímac. Así, sin la contribución de la minería, la economía en abril se habría contraído en 1.5%”, refirió la entidad.
Por su parte, los sectores no primarios cayeron 0.6% en abril, lo que representó una moderación frente al retroceso de 1.7% registrado en el primer trimestre del 2023. Esta menor caída se explicó, principalmente, por la recuperación de los sectores vinculados al consumo, que en abril registraron su mayor expansión (1.1%) desde noviembre de 2022. Esto fue complementado por el avance físico de obras públicas, que registró un fuerte crecimiento de 30%, ante la mayor ejecución de proyectos en los tres niveles de gobierno.
No obstante, los resultados de abril muestran que todavía persiste la debilidad del gasto de inversión en construcción del sector privado, el cual se evidencia en el fuerte retroceso de 16% del consumo interno de cemento, que está asociado principalmente a la pérdida de dinamismo de la autoconstrucción. A ello se le suma los continuos resultados negativos de la manufactura no primaria, que acumuló 7 meses de caídas consecutivas en abril de 2023.
Ante el lento avance anticipado para la economía peruana en abril, el Instituto Peruano de Economía (IPE) revisó recientemente su estimado de crecimiento de la economía para el 2023 de 1.9% a 1.7%. Este pronóstico, sin embargo, posee riesgos a la baja si es que continúan materializándose choques negativos sobre la producción primaria y si persiste la debilidad de la inversión privada, que habría caído más de 10% en el inicio del segundo trimestre. Esto viene afectando al resto de la economía mediante la menor creación de empleos y una recuperación limitada de la capacidad de consumo de los hogares.