Alcoa Corp., la histórica productora estadounidense de metales, se ha visto obligada a pausar las obras de todos sus proyectos de crecimiento en marcha en Canadá debido a los aranceles del presidente Donald Trump. Si los gravámenes se mantienen, el director ejecutivo Bill Oplinger advierte que el fabricante estadounidense podría tener que recurrir al gobierno canadiense en busca de ayuda, refiere un despacho de Bloomberg.
Por ahora, Oplinger afirmó que espera hasta el 1 de agosto —fecha límite para la negociación de un nuevo acuerdo económico y de seguridad entre Canadá y Estados Unidos— para decidir si Alcoa solicitará asistencia del gobierno canadiense, ya sea financiera o de otro tipo, para apoyar las operaciones de aluminio que la compañía tiene en Quebec.
“La rentabilidad de Quebec se ve gravemente afectada”, declaró Oplinger. “Cuanto más se prolongue esto, mayor será el daño a la competitividad de los activos quebequenses. Y el gobierno canadiense lo entiende”.
Los desafíos de Alcoa demuestran cómo los gravámenes estadounidenses sobre el aluminio, destinados a impulsar la manufactura estadounidense, ahora están perjudicando al mayor productor estadounidense del metal utilizado en todo tipo de productos, desde latas de refresco hasta automóviles.
Si bien Alcoa, con sede en Pittsburgh, tiene una gran producción nacional, también depende de sus operaciones en Canadá para satisfacer la demanda. La compañía posee tres plantas de fundición y colada en Quebec que abastecen principalmente a clientes estadounidenses. La empresa suele ser uno de los mayores proveedores de Estados Unidos, pero ahora está desviando cargamentos debido a los gravámenes.
“Estamos haciendo todo lo posible para enviar toneladas que normalmente se destinan a Estados Unidos a otras partes del mundo”, declaró Oplinger.
Los comentarios de Oplinger se producen tras un informe de resultados publicado el miércoles que reveló que Alcoa pagó 115 millones de dólares adicionales en costos relacionados con aranceles en el segundo trimestre.