La economía peruana anotó una caída anual de 1.4% en mayo, su peor resultado en lo que va del año y uno de sus peores meses en las últimas dos décadas. En efecto, la producción nacional solo tuvo resultados mensuales negativos de similar magnitud en periodos de recesión global como en el 2009, ponderó el Instituto Peruano de Economía (IPE).
El resultado negativo de mayo respondió a la significativa pérdida de dinamismo de los sectores primarios, que registraron una reducción de 1.6% respecto al mismo mes del 2022, luego de acumular siete meses consecutivos de avances positivos.
El bajo desempeño de la actividad primaria se explicó por los efectos de las anomalías climáticas sobre la pesca y manufactura primaria, sectores que experimentaron caídas de 70.6% y 29.7%, respectivamente.
Ambos rubros contrarrestaron el fuerte impulso que viene generando la minería, que tuvo un crecimiento de 21.0%, favorecida por la expansión de la producción de cobre ante la consolidación de operaciones de Quellaveco y un efecto base debido a que Las Bambas estuvo paralizada en mayo de 2022, dijo el IPE.
Por su parte, los sectores no primarios vinculados a la demanda interna tuvieron una contracción de 2.0% en mayo, con lo cual acumularon seis meses consecutivos en terreno negativo. Los rubros vinculados a la inversión explicaron este resultado, ya que registraron un retroceso de 10.5%, afectados por el continuo descenso de la manufactura no primaria (-10.1%, la peor caída fuera del 2009 y 2020) y la construcción (-11.0%). Por su parte, los sectores vinculados al consumo mostraron un ligero avance de 0.7%.
Ahora, la información disponible para junio muestra que la economía habría continuado exhibiendo un débil resultado, ante los efectos de la suspensión de la primera temporada de pesca y la persistente debilidad de la demanda interna. Por ejemplo, el crecimiento de la demanda de electricidad, variable altamente correlacionada con la economía, se desaceleró a 5.0%, luego de un avance de 6.1% en mayo.
Sin incluir al sector minero, la desaceleración del consumo de electricidad es inclusive mayor (pasa de 5.1% a 2.7% entre mayo y junio). Asimismo, los indicadores de actividad empresarial recogidos por las encuestas del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) también se deterioraron al cierre del primer semestre, lo cual anticipa un bajo dinamismo de las actividades vinculadas al gasto de consumo e inversión.
Con estos resultados, las probabilidades de que la economía peruana pueda alcanzar nuestra proyección de crecimiento de 1.7% para el 2023 se han reducido significativamente, lo cual llevará a revisar a la baja el pronóstico de expansión. En efecto, la producción habría registrado una caída de 0.5% durante el primer semestre del año, lo cual requerirá un significativo avance durante la segunda mitad para alcanzar cifras positivas al cierre del 2023.
De esta manera, el panorama económico sigue siendo dominado por riesgos latentes como el Fenómeno El Niño, un entorno político de alta conflictividad y una recuperación muy gradual de las expectativas empresariales.