Para mí, formar parte de la industria minera ha sido un camino de crecimiento integral. Antes de buscar visibilidad, trabajé en fortalecer mis capacidades, elevé mi rigor técnico y consolidé un liderazgo auténtico. Ese proceso me mostró que la minería es un entorno que reafirma carácter y resiliencia. Ingresé como una mujer joven con una mirada sensible y orientada al propósito; en lugar de querer encajar con un molde, decidí aportar desde mi esencia. Ahí encontré claridad: mi propósito es inspirar, trascender y contribuir a una minería más humana y sostenible.
Mi mayor desafío ha sido demostrar mi capacidad en entornos exigentes donde un liderazgo más sensible podía ser subestimado. Tuve que aprender a sostener mi autenticidad mientras me exigía profesionalmente: ser firme sin dejar de ser humana, ser técnica sin perder la calidez, y liderar sin renunciar a mi esencia.
Lo superé de dos formas: primero, trabajando profundamente en mí misma (en habilidades, en carácter, en voz técnica, en presencia y en capacidad de sostener la presión). Y segundo, manteniéndome fiel a… Puedes seguir leyendo este testimonio por el Día del Minero aquí en este enlace.