Su cabello cano refleja la experiencia que carga consigo. Nacido en el valle de Cinto, en Locumba, Carlos Ruffrán es un orgulloso tacneño que un 8 de agosto, a sus 19 años, ingresó a trabajar a Minero Perú, hoy nuestra Refinería. El fútbol lo llevó al mundo de la minería. Como amor de sus amores, este deporte no solo le permitió jugar en el equipo José Olaya, también volverse hincha vitalicio del Mariscal Nieto.
“Por el fútbol ingresé a trabajar. He jugado pelota desde los 16 años en la Copa Perú y muchos años acá en Ilo, en el equipo Mariscal Nieto. Hoy, disfruto de este deporte yendo al estadio”.
Su formación militar, con valores como el respeto, la responsabilidad y el compañerismo, además de la disciplina, la ha internalizado muy bien y se refleja en su labor diaria dentro de la empresa. Su chispa y elocuencia característica ha dejado una gran huella entre las personas con las que comparte, día a día, sus labores dentro de la Planta Electrolítica de Refinería. Como operador de grúa tiene largos años de experiencia; sin embargo, reconoce que todos los días aprende algo nuevo en el trabajo.
“He enseñado todo lo que sé. Quiero que mis compañeros continúen con ese legado y que tengan presente que uno nunca deja de enfrentarse a nuevos retos. El aprendizaje es constante y eso es lo que quiero transmitir: la experiencia se construye todos los días, con humildad y ganas de seguir creciendo”.
Su agradecimiento a la… Puedes seguir leyendo este testimonio por el Día del Minero aquí en este enlace.