Trabajar en minería es formar parte de una industria que exige lo mejor de ti: disciplina, resiliencia, liderazgo y capacidad de adaptación. Significa contribuir a una actividad esencial para el crecimiento del país y hacerlo con responsabilidad, integridad y orgullo profesional. Los mayores desafíos han sido aquellos que ponen a prueba no solo la técnica, sino también el carácter: gestionar equipos en momentos críticos, mantener altos estándares de seguridad y adaptarse a nuevas tecnologías o procesos. Los he superado mediante la comunicación, el trabajo en equipo, la formación constante y recordando siempre que las mejores decisiones se toman pensando primero en la seguridad.
En los últimos años, la minería ha avanzado significativamente en seguridad, tecnología y sostenibilidad. Estoy convencido de que una minería responsable puede y debe ser un motor de desarrollo, y justamente esa evolución se refleja en la incorporación de prácticas cada vez más seguras, eficientes y sostenibles. Desde mi rol, he visto cómo la tecnificación y la modernización de los procesos no solo mejoran la operación, sino que también generan valor con un enfoque de largo plazo. Además, estos avances han permitido contribuir más a la economía local y fortalecer una minería más respetuosa del medio ambiente, impulsando una actividad que prioriza el bienestar de las personas y del entorno.
A quienes están comenzando en la minería les diría que este es un camino que exige compromiso, humildad y muchas ganas de aprender. La minería no se trata solo… Puedes seguir leyendo este testimonio por el Día del Minero aquí en este enlace.