Para 2026, Perú alcanzará 3 GW de nueva generación no convencional –más del 20% de la capacidad instalada del SEIN–, un punto de inflexión que disparará la demanda de servicios complementarios y sistemas BESS. Así lo advirtió Nicol Pomalia, gerente comercial de CAPO Energy, durante su ponencia “Guía para negociar contratos de sistemas BESS” en el Smart Energy Summit 2025. “Estamos listos para acompañar a las empresas que requieran proyectos de batería”, dijo.
Según explicó, el incremento acelerado de proyectos eólicos y solares obligará a reforzar la estabilidad del sistema eléctrico. “Los servicios complementarios, así como los sistemas de almacenamiento, se disparan”, afirmó, tras presentar el análisis que proyecta la magnitud del salto renovable para el próximo año. En ese escenario, los proyectos de baterías serán centrales para mitigar la variabilidad de la generación y sostener la operación del SEIN.
Desde esa perspectiva, Pomalia presentó una metodología práctica para negociar contratos de almacenamiento, basada en la experiencia de CAPO Energy, empresa que cuenta con “más de 7 MWh de proyectos BESS en instalación en Perú” y presencia en varios países de la región. “Hemos preparado una guía práctica para negociar y ver qué es lo que involucra todos los tipos de proyectos y contratos que pueden existir dentro de un sistema BESS”, destacó.
La especialista desglosó las tres fases críticas del proceso. En la etapa inicial –definición de TDR– se fija la base técnica del proyecto. “Las empresas buscan colocar dentro de las propuestas los aspectos técnicos… qué química se utiliza, cuáles son los ciclos de carga y descarga y el nivel de certificaciones”, señaló. También subrayó la importancia de definir desde el inicio si el proyecto será llave en mano o si el cliente adquirirá componentes principales por separado.
Uno de los aspectos más sensibles es la vida útil del sistema. “En el enfoque conservador se exige que la capacidad se mantenga constante; en un enfoque degradativo se acepta que hay una degradación por la química de la batería”, explicó, remarcando que esta decisión afecta directamente las garantías de rendimiento.
En la segunda fase –el análisis de ofertas–, el criterio técnico domina. “El análisis técnico suele pesar 45%, los estándares y certificaciones son bastante relevantes”, indicó, en referencia a normas como UL, NFPA o IEC, así como a parámetros de eficiencia y distorsión armónica.
En la etapa de negociación contractual, Pomalia resaltó cuatro elementos clave: inspección, control de calidad, garantía de rendimiento y contratos de servicio a largo plazo. “Vamos a China y hacemos auditorías a todos los fabricantes tier one”, afirmó, destacando la ventaja de contar con oficina técnica en ese país para acelerar respuestas ante incidentes.