La transición energética global está elevando la demanda de minerales críticos como el cobre, cuya producción mundial deberá duplicarse al 2035 para acompañar el crecimiento de las energías renovables, los vehículos eléctricos y los sistemas de almacenamiento. En este contexto, el Perú se reafirma como uno de los grandes productores y un actor clave para la seguridad energética de las próximas décadas.
Antapaccay, operación de Glencore en el sur del Perú, es parte de esta oportunidad. Tras más de una década de operación, la empresa se alista para su siguiente etapa con el Proyecto Integración Coroccohuayco, una propuesta de inversión estimada de US$ 1,800 millones, cuyo desarrollo busca extender la vida útil de la operación hasta 2040 y consolidar su aporte al desarrollo del sur andino, generando más empleo local y demanda de servicios especializados en la región.
“Coroccohuayco es una oportunidad histórica para el Perú. No solo proyecta asegurar la continuidad operativa por casi dos décadas más, sino que impulsará empleo formal, dinamizará proveedores locales y reforzará la posición del país como un productor estratégico de cobre para la transición energética global”, señaló Carlos Castro, gerente de Asuntos Corporativos para Sudamérica de Glencore.
El enfoque de sostenibilidad es hoy la columna vertebral de la gestión de Antapaccay. La operación funciona con energía 100 % renovable y viene incorporando perforadoras eléctricas, sistemas automatizados y una flota de 17 buses eléctricos para el transporte interno, reduciendo emisiones y elevando sus estándares ambientales.
Este avance se complementa con uno de los programas de forestación más relevantes del sur andino, que ya suma 585 mil árboles plantados en 700 hectáreas, con 150 mil plantones sembrados solo en 2024, en línea con su Plan de Transición Climática.
El impacto territorial de Antapaccay se refleja en una cadena de valor que permanece en la zona de influencia. Solo en 2024, la empresa ejecutó más de S/ 300 millones en compras locales, trabajando con 104 proveedores locales y comunales. Esa red generó 2,034 puestos de trabajo, de los cuales cerca de 1,400 corresponden a trabajadores de Espinar.
La apuesta por el talento local también es sostenida y se refleja en que el 61 % de la fuerza laboral proviene del Cusco, un 27 % pertenece a Espinar y más de 1,300 jóvenes han participado en programas de formación técnica, becas y pasantías. La combinación de empleo local, capacitación y encadenamientos productivos consolida un ecosistema que multiplica oportunidades económicas y sociales en el sur del país.