El futuro energético del planeta depende, en gran medida, de los metales que produce América Latina, y el Perú tiene ante sí una oportunidad única: triplicar su aporte de cobre al mundo. Sin embargo, la inestabilidad política, los cambios regulatorios y las tensiones sociales se perfilan como las principales amenazas para concretar ese potencial, coincidieron especialistas en el Foro de Transición Energética Minera, realizado en el marco de PERUMIN 37.
Zetti Gavelán, líder de Operaciones de Cobre y Joint Ventures de Glencore Sudamérica, advirtió que la demanda global por metales críticos “está en su punto más álgido”, y que, para alcanzar la meta de carbono cero al 2050, “el mundo requerirá tres veces más cobre y catorce veces más litio”.
El Perú tiene un doble rol estratégico: proveedor clave de cobre y poseedor de un vasto potencial eólico, solar e hidroeléctrico para generar energía limpia. Esta riqueza, precisó, coloca al Perú y Chile en posición de incrementar hasta en 55% su producción de cobre durante la próxima década.
Doris Hiam-Gálvez, Program Chair del World Mining Congress 2026 y especialista en prosperidad sostenible, alertó sobre una inminente brecha de suministro de cobre antes de 2035, lo que eleva los riesgos climáticos y la urgencia de aumentar la productividad de las minas actuales. “Si no actuamos a tiempo, el mundo enfrentará un déficit de cobre que frenará el avance de las energías limpias”, advirtió.
El componente político fue señalado como el mayor desafío. Rebeca Illescas, exviceministra de Minas de Ecuador, recordó que su país “ha tenido 25 ministros de minería en solo 5 años”, un reflejo de la inestabilidad institucional que también afecta a otros países de la región. “La región necesita urgentemente mejorar y mantener las leyes existentes para dar seguridad y previsibilidad a las empresas y, sobre todo, a las comunidades”, remarcó.