Según estimaciones recientes de ComexPerú, la pobreza multidimensional en el Perú alcanzó el 29.8% en 2024, una cifra superior a la pobreza monetaria, que se ubicó en 27.6% ese mismo año. A pesar del avance en la cobertura de servicios como la salud, los datos revelan que las condiciones de vida de millones de peruanos siguen siendo precarias.
La pobreza monetaria evalúa el consumo de los hogares, mientras que la multidimensional analiza aspectos como el acceso a servicios de salud, educación y vivienda adecuada. Desde hace cinco años, ComexPerú realiza su propia estimación de pobreza multidimensional, complementando el análisis oficial con indicadores que reflejan de forma más precisa las carencias estructurales de la población.
“La pobreza no solo se mide por lo que hay en el bolsillo, sino por las condiciones reales en las que vive una persona. Nuestra metodología busca visibilizar aquello que las cifras tradicionales muchas veces no muestran: la falta de cobertura de los servicios públicos, infraestructura adecuada y oportunidades concretas para progresar”, señaló ComexPerú.
Entre 2010 y 2024, la pobreza multidimensional se redujo de 63% a 29.8%, una caída considerable frente al menor avance de la pobreza monetaria, que solo disminuyó de 30.8% a 27.6%. Esta mejora se explica principalmente por el aumento en la cobertura del Seguro Integral de Salud (SIS), que permitió que el 90.8% de la población accediera a algún tipo de seguro en 2024, frente al 63.4% en 2010.
Sin embargo, el acceso no garantiza calidad. A pesar de contar con seguro, más de 7.5 millones de personas no buscaron atención médica por voluntad propia en 2024, lo que refleja desconfianza o insatisfacción con los servicios públicos de salud. Además, el número de personas que no accedió a atención por falta de dinero o lejanía al centro de salud apenas se redujo en los últimos años.
A nivel departamental, la pobreza multidimensional sigue superando a la monetaria en 20 de las 24 regiones del país. Las mayores brechas se registran en Madre de Dios (21.3 puntos porcentuales más), San Martín (19.7 puntos), Ica (17.4 puntos), Apurímac (16.2 puntos) y Ucayali (15.9 puntos). Estas diferencias evidencian una preocupante ausencia del Estado en el acceso efectivo a servicios básicos.
Por otro lado, en Lima y Pasco, ocurre lo contrario: la pobreza monetaria supera a la multidimensional, lo que sugiere un entorno con mayor acceso a servicios, pero con alta precariedad laboral y bajos ingresos.
“La conclusión es clara: aumentar la cobertura de servicios es un primer paso, pero no es suficiente. El verdadero desarrollo social solo será posible cuando el acceso venga acompañado de calidad. De lo contrario, las cifras pueden mejorar, pero la realidad de millones de peruanos seguirá siendo la misma”, señaló la institución.