Las tensiones geopolíticas afectan directamente al sector de la energía, ya sea en una dirección o en otra. “No he vivido antes un periodo tan complicado en la política internacional”, dijo Carlos Pascual, vicepresidente sénior de Energía Global y Asuntos Internacionales de S&P Global, en una exposición magistral titulada Hidrocarburos y geopolítica, en la Semana Arpel-Naturgas 2024, que se realiza en Cartagena, Colombia.
Pascual contextualizó que en los próximos meses habrá elecciones presidenciales en 70 países, incluido Estados Unidos, las que pueden marcar la tendencia de las decisiones y por lo tanto de la intensidad de las tensiones geopolíticas.
El conflicto comercial entre Estados Unidos y China, las guerras en Ucrania y en la franja de Gaza, las tensiones en el Mar Rojo y el potencial conflicto entre China y Taiwán, son algunos de los factores determinantes.
Según el exdiplomático, en todos estos conflictos “la capacidad para hacer acuerdos es muy difícil”. Y ello conlleva el impacto geopolítico sobre el precio del petróleo. “En el medio de la política internacional están sucediendo los cambios en la matriz energética global”, dijo.
En su criterio, lo que se busca es un reto difícil de concretar. Entre 1990 y 2012 la matriz energética global dominada por los fósiles ha cambiado 3% y lo que se busca ahora es que hasta 2050, es decir en 26 años, se cambie en 60%.
Los cambios en la matriz energética global están ligados al desarrollo de recursos naturales en los cuales América Latina es rica. “Es un momento clave porque se tiene muchos recursos, principalmente litio y cobre”, apuntó.
Esto agregado a la ubicación geográfica, puede permitir que la región tenga una relevancia en este proceso. “Se debe fomentar inversiones para mejorar la dirección del hemisferio”, aseguró.
Para ello recomienda que América Latina “debe encontrar socios tecnológicos en EEUU y Europa”, así como lo hace Emiratos Árabes Unidos, generando alianzas con las empresas de innovación, apalancándose en el sector privado.
Coincidiendo con esta visión, en un panel de reflexiones sobre la transición energética, Andrea Stegher, vicepresidente de la Unión Internacional del Gas (IGU), dijo que “todo el mundo está necesitando hacer más”, que la transición no son dos palabras sino un proceso que requiere “tiempo, esfuerzo e inversiones”.
Carlos Garibaldi, secretario ejecutivo de Arpel, tomó el desafío regional como algo que hay que hacer. “Encaramos esta transformación porque somos realistas, tenemos la capacidad tecnológica para renovar e innovar”, apuntó, complementando que “para resolver el problema climático que nos aflige, es necesario el pragmatismo y la cooperación”.
En ese contexto, “no visualizamos el fin del petróleo y el gas, porque esta es una transición, no un reemplazo”, concluyó.
Asimismo, Juan Manuel Rojas, presidente del consejo directivo de Naturgas, afirmó que no se está discutiendo el futuro de los hidrocarburos, sino “trazando el rumbo” de Colombia y de la región. “Reflexionemos en el papel del gas natural en la lucha de la pobreza energética”, apuntó.
El gas natural tuvo un rol fundamental en la resolución de la reciente crisis energética provocada por la guerra en Ucrania. “El gas permitió superar la peor crisis en los últimos 50 años”, dijo Luz Stella Murgas, Presidenta de Naturgas, al apuntar que espera que el mundo experimente un “25% de crecimiento en el comercio de GNL al 2028”.
“Como colombianos y latinoamericanos tenemos la responsabilidad de agilizar procesos regulatorios, ambientales y de consulta previa para priorizar el bien colectivo y entregar la energía porque “la transición no supone sacrificar la seguridad energética”, enfatizó.