Conversamos con Bárbara Mattos, senior vice president de Moody’s Investors Service.
Moody’s acaba de rebajar la calificación de Volcan, y entiendo que es por una evaluación particular que se hizo a la minera controlada por Glencore, pero, ¿cuál es la mirada que tienen del sector minero en el país? ¿Observan las mismas deficiencias y fortalezas, o ven algo nuevo en el análisis?
La rebaja de las calificaciones de Volcan reflejan el creciente riesgo de refinanciamiento y de reestructuración de su deuda en los próximos meses, dada la falta de un progreso significativo en la mejora de su liquidez para refinanciar sus próximos vencimientos de deuda. La acción de calificación también se da por una flexibilidad financiera limitada en los próximos trimestres. Y la perspectiva negativa es por la incertidumbre en torno a la capacidad de la empresa para abordar sus vencimientos de deuda a corto plazo, lo que aumenta el riesgo de una reestructuración o intercambio en condiciones de estrés.
En general, las empresas mineras están experimentando márgenes más bajos en 2023-2024, debido a una combinación de precios bajos y costos más altos, además de una demanda débil, lo que provoca flujos de efectivo más débiles y una menor reserva de liquidez. Esto, a su vez, conduce a una menor capacidad de pago de intereses y a un mayor apalancamiento financiero.
De manera general, vemos un deterioro en los indicadores de crédito para la industria minera cuando se comparan con los altos niveles de 2021, y también un poco con los de 2022. Esta tendencia la observamos un poco más acentuada en la industria minera en Perú. Y, en general, dado que las empresas mineras peruanas son más pequeñas y menos diversificadas en comparación con sus pares globales, vemos un mayor deterioro de las métricas de crédito para estas empresas. Así que aquellas con mayores necesidades de refinanciamiento hoy son las que presentan mayores riesgos crediticios.
En ese contexto, es aún más importante enfocarse en la disminución de costos y lograr eficiencias operativas, y también buscar una estructura de capital adecuada a la volatilidad del sector. Es decir, una más conservadora. También es importante considerar las necesidades constantes de inversión del sector que, en su mayoría, requieren financiamientos bancarios o del mercado de capitales, lo que presiona el apalancamiento en períodos de precios más bajos y costos más altos.
Teniendo en cuenta la evaluación previa, ¿Perú aún es una plaza atractiva para las inversiones mineras en la región?
La minería es claramente un sector clave en la economía peruana, y el gobierno está trabajando para agilizar los plazos de aprobación de los procedimientos y permisos necesarios. También están trabajando en cambios en las regulaciones ambientales para la actividad minera, con el objetivo de establecer nuevos plazos específicos para la evaluación de estudios ambientales y permisos de exploración, lo que seguramente convertirá a Perú en un país más competitivo para atraer nuevas inversiones en el sector. Un desafío importante que aún prevalece para la minería son los conflictos sociales, además de la minería informal y la minería ilegal. La minería y las actividades extractivas son la principal fuente de conflictos sociales y ambientales en Perú, y muchas veces las comunidades se oponen a la implementación de grandes proyectos porque creen que pueden impactar en las actividades locales de la agricultura, turismo, ganadería o afectar la disponibilidad o la calidad del agua. En otras palabras, hay preocupación por el impacto ambiental, cultural y social, y por la distribución… Puede seguir leyendo esta entrevista en nuestra edición digital de Energiminas 108 haciendo clic aquí.