Como segundo mayor productor de cobre, el Perú tiene la oportunidad de satisfacer parte de la demanda mundial de 36.6 millones de toneladas esperada para el 2031 y así reducir el déficit estimado de 6.5 millones de toneladas para el mismo año, de acuerdo con Alfonso Tejerina, director y gerente general de Global Business Reports.
Sin embargo, en el Jueves Minero «El riesgo de la oportunidad perdida» organizado por el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú, cuestionó que la producción nacional de cobre continúa sin experimentar un cambio significativo alguno desde hace cinco años aproximadamente, posicionándose por debajo del promedio anual de 2.5 millones de toneladas.
Para el experto, resulta preocupante que la oferta cuprífera peruana no haya escalado lo suficiente, pese a que las inversiones mineras totalizaron cerca de US$ 26,000 millones en el último lustro y el precio de metal cobrizo bordeó los US$ 9,000 el año pasado, dos factores que fueron decisivos para que la producción se duplicara en el periodo 2012-2017.
En ese sentido, advirtió que el Perú tiene un futuro incierto como productor de cobre ante la falta de operaciones mineras nuevas posteriores a Quellaveco, la aparición súbita de República Democrática del Congo como tercer proveedor minero en el mundo y la posible sustitución del recurso por el aluminio para la fabricación de tecnologías en el largo plazo.
Y si bien la producción nacional de cobre fue afectada por la pandemia, remarcó que principalmente jugaron en contra el ruido político y las protestas sociales, que fueron expresadas en la designación de siete presidentes y dieciocho ministros de minas en un lapso de seis años y en la paralización de yacimientos importantes como Las Bambas y Cuajone.
Oportunidades para el incremento de la producción
Bajo este escenario, Alfonso Tejerina propuso para el aumento de la oferta minera emplear nuevas tecnologías, como la lixiviación de sulfuros, la cual podría añadir hasta 10 años de producción de cobre adicional a los niveles actuales; o la automatización de procesos, la cual logró elevar la producción de cobre de Escondida (Chile) en un 5%, según BHP.
Asimismo, recomendó la alianza estratégica entre empresas para el desbloquear el potencial de depósitos como La Granja y AntaKori; el desarrollo de distritos mineros y clúster de proveedores en regiones como Cajamarca con los proyectos Michiquillay, Galeno y Conga; la implementación de la Ventanilla Única para el otorgamiento de permisos en plazos perentorios.
Por último, para fortalecer la producción de cobre planteó la necesidad de proyectos mineros comprometidos con el manejo sostenible de los recursos naturales y la diversificación del talento humano; así como reforzar la institucionalidad pública con visión de largo plazo que inspire confianza en la sociedad para sacar adelante los proyectos mineros en cartera.