Rio Tinto admitió a los mercados que no podrá lograr una reducción de emisiones de carbono del 15% para 2025, a menos que utilice compensaciones de carbono. La segunda minera más grande del mundo se había comprometido originalmente a reducir sus emisiones de Alcance 1 y Alcance 2, aquellas creadas directamente a través de sus operaciones e indirectamente a través del consumo de energía, para 2030. Más tarde decidió adelantar la fecha límite a 2025 bajo la presión de los accionistas.
En una actualización de medio año, Rio dijo que no podría cumplir con su objetivo de emisiones autoimpuestas sin utilizar compensaciones de carbono. La compañía atribuyó el revés al crecimiento de las emisiones subyacentes vinculado a los “planes de producción en evolución” y otros factores, incluidos los plazos de ingeniería y construcción.
Las emisiones de la empresa provienen principalmente del procesamiento y la refinación de metales, como el hierro y el aluminio, ya que requiere temperaturas muy altas y, a menudo, funciona con carbón. La minería solo representa el 20% de las emisiones totales de Río.
Los pares de Rio Tinto, incluidos BHP y Fortescue Metals Group siguen en camino de cumplir sus objetivos: al menos un 30 % de reducción de las emisiones de Alcance 1 y 2 para 2030 para BHP y cero emisiones netas para ese año para Fortescue.