En su Reporte de Inflación de marzo, el Banco Central de Reserva (BCR) estima que la ineficiencia del Estado le cuesta al Perú hasta S/16,394 millones al año. De acuerdo con Mónica Muñoz-Nájar, economista de la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES), este monto le cuesta S/500 a cada peruano en cada año.
La estimación de los costos de las ineficiencias incluye el sobrecosto en las compras y licitaciones de obras del Estado, así como pérdidas asociadas a errores funcionales y posible corrupción. Ante ello, la especialista coincide con que la gestión de los recursos públicos presenta múltiples deficiencias.
Muñoz-Nájar comenta que la Autoridad Nacional del Servicio Civil (SERVIR) encontró en una evaluación a servidores que están vinculados a distintas funciones del sistema nacional de inversión pública, que casi el 90% necesitaba capacitación para realizar sus funciones adecuadamente.
“Estas ineficiencias se traducen en menos y peores obras públicas, que significa peor educación, peor salud, peores carreteras y mayor vulnerabilidad. Además, la infraestructura pública es un elemento fundamental para el crecimiento de los negocios y el desarrollo del país, por lo que esta ineficiencia nos afecta a todos en el largo plazo”, señala Muñoz-Nájar.
Según el BCR, hace 15 años, el crecimiento económico potencial del Perú era de entre 8 y 9% anual. Sin embargo, ese potencial se ha ido perdiendo y para el 2023, la cifra se encuentra entre 2 y 3%. Esto no llega a ser suficiente para generar empleos de calidad y eliminar la pobreza y vulnerabilidad.
“La desaceleración en el crecimiento económico es causada por la falta de inversión pública en infraestructura, no permitiendo un desarrollo sostenido. Invertir en ese sentido aportaría a la conectividad y la empleabilidad de los recursos económicos a favor de los peruanos”, explica la economista de REDES.
Según Muñoz-Nájar, se tienen múltiples ejemplos de ineficiencia estatal: cuatro compras fallidas de úrea y los retrasos en comprar pasaportes que generaron los problemas que vivimos hasta hoy. Los ejemplos de obras que no son prioritarias como estadios y piletas ornamentales en distritos que no tienen agua son también muestras de ineficiencia pública.