Sigifredo Zárate, alcalde de la Municipalidad Provincial de Talara, reconoció que la región depende del canon petrolero, el aporte que reciben los Gobiernos regionales, locales (municipalidades provinciales y distritales), universidades públicas, institutos tecnológicos del total de ingresos y rentas obtenidos por el Estado por la explotación económica del petróleo. Los presupuestos de los gobiernos locales de Piura están vinculados a la producción de hidrocarburos, pero esta declina dado que más de una decena de contratos están próximos a vencer y la incertidumbre sobre quién será el operador y si este tendrá las espaldas financieras suficientemente anchas para no solo mantener los niveles de explotación sino acaso aumentarlos es real. “Vivimos en una incertidumbre”, dijo el alcalde Zárate, en el Perú Energía Norte, que se realiza en la región de Piura. El canon está relacionado con el precio internacional del crudo y la producción local, a mejor precio y mayor producción, más dinero recibe la localidad. Actualmente el precio del barril de petróleo ronda los US$80 tanto el WTI como el brent, de referencia para Europa.
“Sería Petroperú la empresa que se encargaría de operar los lotes cuyos contratos están próximos a vencer, sin embargo, no tenemos las propuestas de forma clara”, dijo Zárate. “No sabemos si Petroperú nos pagará las mismas regalías, con el mismo precio internacional, o al precio de producción que ellos asumirán”, subrayó.
Según el alcalde, Talara se siente abandonada por el Estado dado que “todas las localidades, desde Máncora hasta Negritos, tienen el problema del agua”. “Creo que deberíamos ampliar los contratos petroleros, pero no bajo las mismas condiciones”, dijo.
EL ALTO
Reedy Bancayan es el alcalde de la Municipalidad Distrital El Alto, en la región Piura. En esta zona hay más de 5,000 pozos petroleros. Es un área que usualmente producía 13,000 barriles diarios de petróleo, pero ahora solo generan 8.000. “¿Mañana cuánto vamos a recibir?”, se cuestionó el alcalde en una clara alusión a los aportes del canon, ligados tanto al precio como a la producción. “Sin embargo, sigue operando CNOC con empresas colombianas y extranjeras, y nuestras empresas peruanas han sido dejadas de lado”, dijo. “Pagan un sueldo mísero, y si reclaman, son despedidos”.
“Esperamos que Perupetro dé ya una solución a esta incertidumbre de quién será el operador de los lotes próximos a vencer”, dijo Reedy Bancayan. “Nosotros queremos, para tener mejor canon, una empresa que llegue a perforar a explorar, y que nos deje los dividendos, y que se quede allí”. El Alto, dijo, tiene solo dos horas de agua potable a la semana. El burgomaestre dijo que si extiende el contrato por una década, debe ser con la garantía de que perforen 50 pozos al año y “con empresas de El Alto, con empresas peruanas” y “que nos dejen un 2% de la producción”.
LOBITOS
Julio Lizano, gerente de la Municipalidad Distrital de Lobitos, lamentó que el petróleo tenga actualmente un buen precio en el mercado internacional pero no haya producción local. “Nos perjudica tremendamente. La municipalidad de Lobitos es canondependiente”, admitió. Alrededor del presupuesto de este ayuntamiento proviene de la actividad petrolera. “Lobitos depende del canon petrolero, y con lo que recibimos actualmente intentamos apalancar otro sector, que es el turismo”, dijo durante su participación en el Perú Energía Norte. En Lobitos están ubicados algunos de los lotes petroleros cuyos contratos están próximos a vencer, como son los lotes VI y VII, hoy en manos de la empresa Sapet.
Según el gerente municipal, la incertidumbre en Lobitos es palpable. Dado que muchos de los proyectos municipales de desarrollo necesitan del financiamiento de los ingresos por canon y sobrecanon, la preocupación es real. “¿Qué pasará con Lobitos si se detiene la producción de petróleo? ¿Qué sucederá con nuestros proyectos para el turismo y el agro? ¿Se van a quedar truncos?”, se preguntó el funcionario. “Nos preocupa bastante como municipio”. “Debe haber inversión, la producción en Lobitos no puede parar, debe mantenerse o aumentar”, dijo Julio Lizano. “Esa debe ser la prioridad de quien sea el operador”, un privado o Petroperú. Pero también solicitó nuevas reglas. “No es posible que en Lobitos no haya agua; la mayoría de la población se dedica a la pesca artesanal; Lobitos no tiene carreteras de acceso buenas”.
En los últimos cinco años, el canon petrolero ha aportado alrededor de S/88 millones al distrito. “Es cierto, pero las brechas de los servicios básicos no se han cubierto”, resaltó Julio Lizano, quien pidió la creación de un fideicomiso creado para proyectos sociales.
EXPERTOS
El potencial petrolero de Talara es real, dijo Ronald Egúsquiza, consultor independiente, pero la base del canon petrolero es la inversión, pues sin ésta, la producción declina y, con ello, los presupuestos municipales de Talara deben contener el golpe. “El canon, en estos momentos, como está diseñado, es una restricción para la inversión”, refirió. “Porque el canon es un porcentaje de la producción, y si esta no existe, no habrá fondos”.
Ahora bien, Ronald Egúsquiza recordó que el canon no llega directamente al distrito productor pero que deben buscarse formas de materializar los beneficios de la actividad. “Podría crearse un mecanismo como el de Obras por Impuestos en la zona, algo así como Obras por Regalías, como una alternativa de solución”, dijo. “Esta sería una manera de solucionar directamente asuntos de infraestructura y las empresas estarían más que dispuestas a hacerlo en las zonas en las que operan”.
La declinación de la producción petrolera en Talara es entendible y esperada, dijo Wilmer Arévalo, director académico de la Escuela de Ingeniería de Petróleo de la Facultad de Ingeniería de Minas de la Universidad Nacional de Piura. “Con el tiempo, hay una declinación normal de la producción, pero si a eso le sumamos que los contratos están por vencer, obviamente, las empresas no van a invertir en perforar pozos o en mantenimientos, y es lógico”.
En efecto, la producción petrolera en Talara, sostuvo, es notablemente menor y eso tiene un efecto en el canon que recibirán los gobiernos locales. Para Arévalo, la solución pasa por unas mejores condiciones contractuales para que las petroleras se animen a invertir en el Perú en general y en Talara en particular. El otro gran asunto, dijo, es la responsabilidad social, el ser “buen vecino”. Para Arévalo, que en la industria petrolera se paguen sueldos mínimos, es “una alerta”. “Que no haya agua, no es culpa de la actividad petrolera, obviamente, pero alguien tiene que hacerse cargo de ese problema”, dijo. “Estas son alertas de posibles conflictos sociales”.