Diana Rake, directora del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú, refiere que “hay muchas necesidades en los territorios donde operan las mineras y como el Estado no está presente, voltean a ver a las empresas mineras en vez de al Estado”.
Bajo su perspectiva, las empresas dan impuestos que debería gestionar el Estado, pero “lamentablemente el nivel de gestión es muy precario, y como no llega a las personas de la zona la infraestructura o proyectos de desarrollo que deberían hacerse con esos impuestos, la gente se siente muy frustrada”.
A juicio de Rake, ese es un problema “muy profundo”, “un tema de cientos de años que se piensa que la gente de afuera viene a llevarse las riquezas y no deja nada a cambio, como desde la época de los conquistadores”. “La verdad, hoy esto no es así”, añade.
A nivel mundial el tema de los pasivos ambientales, asevera, quedó en la mente de las personas como algo por lo que las mineras no se preocupaban e impactaban negativamente alrededor, pero esto no es así hace muchos años. “Si las mineras no son responsables, su acción se cae. Entonces, además de tener la convicción de ser responsables, esto impacta en el bolsillo de los accionistas”, dice.
Para cambiar la percepción de la población, enfatiza, se tiene que “ser transparentes, buscar siempre el diálogo y cumplir los compromisos que se asumen para que no se pierda la confianza ante los acuerdos, todo esto deriva en una buena o mala relación”.