Wood Mackenzie: «Es irónico que un país que necesita tanto empleo no materialice los proyectos»

Wood Mackenzie: «Es irónico que un país que necesita tanto empleo no materialice los proyectos»

Como el Perú, hay otros países en el mundo con un elevado potencial minero y, hoy como antes, los proyectos extractivos serán concretados en aquellas naciones con instituciones sólidas, en donde exista un «récord histórico» de respeto a las leyes que «ellas mismas emiten» y el caso de Perú es «una pena dado que existen los precedentes de Santa Ana y Tía María, proyectos que obtuvieron los permisos pero no se concretaron», dijo Rubén Arratia, director de investigación de metales base y preciosos de Wood Mackenzie, en una conferencia virtual organizada por la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía.

Al investigador experto en commodities le parece «irónico que un país que necesita tanto empleo no materialice los proyectos», a diferencia de Australia, dijo, en el que se ha impuesto la idea de una vía rápida para ejecutar planes mineros cuanto antes debido a la coyuntura actual de desempleo  y desinversión por COVID-19.

Mostró en sus diversas láminas que unos US$43.000 millones en impuestos ha recolectado el fisco peruano en dos décadas por la minería y la gran pregunta es si podrá repetir ese logro: «Si los políticos no creen que la mineras son importantes para la economía, será muy difícil que el Perú repita el éxito de estos últimos 20 años» en cuanto a recaudación de dinero.

Para mediados de la próxima década el mundo necesitará muchísimo cobre y menos petróleo. Rubén Arratia describió que la pandemia ha beneficiado al precio del oro, golpeado someramente al cobre pues actualmente pueden cubrir sus costos de producción pero hundido al zinc, la industria «más golpeada en el Perú». Las existencias mundiales del metal industrial han aumentado de 35 días a 61 días, su precio ha disminuido hasta los 85 centavos de dólar y sus perspectivas no son buenas para el mediano plazo. En el mundo, una gran parte de productoras de zinc no pueden cubrir sus costos de producción con los precios actuales.

Ahora bien, tanto el oro como el zinc requieren con urgencia de políticas «agresivas» de exploración para revitalizarlas, sostuvo el experto de Wood Mackenzie. Entretanto, el caso del cobre es diferente: no hay necesidad de rascar la olla porque hay proyectos y para el 2030 habrá una brecha entre oferta y demanda. Esta brecha tendrá un tamaño de 6 millones de toneladas y la pregunta es qué país o países serán los que aprovechen esa oportunidad. En otras palabras: ¿qué naciones serán las que logren atraer la inversión necesaria en un entorno de recesión? Ruben Arratia recalcó que es bueno contar con ventajas geológicas y de energía pero al final tiene mayor peso en la decisión de los inversionistas la institucionalidad de los países.

Autor: Jean Pierre Fernandez (jpfernandez@prensagrupo.com)