
Investigadores de la Universidad Tecnológica de Chalmers, en Suecia, han desarrollo un combustible termosolar capaz de almacenar energía procedente del sol durante años.
Un combustible solar térmico es algo parecido una batería recargable, pero en lugar de almacenar electricidad lo que almacena es la luz del sol, que se extrae en forma de calor cuando se necesita.
El líquido capta la energía de la luz solar mediante un colector solar térmico situado en el techo de un edificio.
Ese calor puede utilizarse directamente en una calefacción o para calentar agua, o convertirse en electricidad mediante termopares, explicaron la semana pasada los responsables del experimento. En buena cuenta, es una fuente energética para las horas donde no hay luz solar o en los meses de invierno.
El fluido en mención es una molécula en forma líquida compuesta de carbono, hidrógeno y nitrógeno. Esa molécula tiene la propiedad única de que cuando recibe luz solar los enlaces de sus átomos se reordenan y se convierten en isómeros ricos en energía.
Recuperación de la energía sin emisiones
“La energía en este isómero puede almacenarse durante 18 años», dice el investigador Kasper Moth-Poulsen. A diferencia de lo que sucede con los combustibles fósiles, la posterior recuperación de la energía almacenada en el líquido se produce sin emisión de CO2 ni otros gases o partículas contaminantes.
Primero el líquido capta la energía de la luz solar mediante un colector solar térmico situado en el techo de un edificio. A continuación se almacena a temperatura ambiente. Cuando la energía es necesaria se puede extraer a través del catalizador para que el líquido se caliente.
También según el combustible térmico éste puede «recargarse» con otras fuentes de calor y no solo solar, lo que permite «aprovechar el calor residual generado por procesos industriales, fenómenos naturales e incluso el calor que producen los motores de los vehículos, que por lo general se desperdicia,» explica Grace Han, del MIT.
Combustible reutilizable
Para recuperar la energía contenida por el isómero los investigadores han desarrollado un catalizador que modula su liberación según la necesidad. «El catalizador actúa como un filtro a través del cual fluye el líquido creando una reacción que calienta el líquido en 63 grados. Si el líquido tiene una temperatura de 20 grados cuando entra por el filtro, sale por el otro lado a 83 grados,» explican los investigadores.
Al extraer la energía del líquido se recorre el camino inverso: los enlaces de los átomos vuelven a su orden original y el combustible (la molécula en estado líquido) puede volver a utilizarse. «Los investigadores han repetido el ciclo más de 125 veces, recogiendo calor y extrayéndolo, sin detectar cambios significativos en la molécula», informaron los expertos de Science Alert.
Autor: Hafid Cokchi (hcokchi@prensagrupo.com)