Sin cobre, no hay revolución eléctrica: Antofagasta Minerals se mete de lleno en la Fórmula E

La gran productora privada de cobre chilena Antofagasta Minerals se mete de lleno en la Fórmula E, competición global de velocidad de coches eléctricos. La empresa se ha convertido en auspiciador oficial de esta justa deportiva.

Este tipo de publicidad le viene a la empresa, cuyos directivos sostienen en cada foro o reunión que el futuro de la minería es la sostenibilidad, la economía circular y las fuentes de energía renovable. 

“La Fórmula E representa la electromovilidad, el transporte del futuro. El cobre habilita una economía de futuro, limpia, baja en emisiones, y los autos eléctricos son una parte fundamental de ese futuro”, destacó el presidente ejecutivo de la minera, Iván Arriagada, al medio Minería Chilena.

Y es sobre todo un negocio. Antofagasta Minerals, como grandes productores de cobre, se muestran siempre optimistas con la demanda de cobre dado que la electromovilidad es una gran consumidora del metal rojo. 

Un coche eléctrico necesita de cuatro veces más cobre que uno convencional. Sin cobre, no hay revolución eléctrica.

Proyecto

En diciembre pasado, después de más de 10 años de intensos trabajos de investigación, Twin Metals Minnesota LLC (TMM), filial de Antofagasta plc, ingresó su Plan Minero de Operaciones (MPO, por sus siglas en inglés) a tramitación ante agencias federales y estatales de Estados Unidos. 

“La presentación del MPO marca el inicio de una etapa clave en el crecimiento y desarrollo de nuestras operaciones en el extranjero”, afirmó Iván Arriagada, Presidente Ejecutivo de Antofagasta plc. “Una vez que la mina esté operando, generará más de 700 nuevos empleos directos en la región, además de unos 1.400 externos”, agregó el ejecutivo. El proceso, que debiese durar varios años, contará con instancias de participación ciudadana, recopilación de datos pertinentes y análisis de impacto medioambiental.

Hasta hoy, TMM ha invertido más de US$450 millones en el proyecto. La construcción de la mina implicaría una inversión total cercana a los US$1.700 millones, lo que se traducirá en un reimpulso de la actividad económica en la zona gracias a la generación de empleos e ingresos para los gobiernos estatales y federales, a través del pago de royalties e impuestos.

Autor: Jean Pierre Fernandez (jpfernandez@prensagrupo.com)