
El Perú atraviesa una crisis, como el mundo entero, dijo Roque Benavides, presidente del directorio de Compañía de Minas Buenaventura. Es una de tantas, como la hiperinflación, como el terrorismo, como el fenómeno El Niño, como el desplome de la Bolsa de Valores de Nueva York en 1929… A la actual Benavides Ganoza, expresidente de la Confiep, la llama «coronashock» y la describe como «dramática y violenta», pero la salida está en «poner en valor todos los proyectos», mineros y no mineros.
La economía peruana se contraerá 12%, según estimados conservadores del Banco Central de Reserva del Perú pero para este empresario minero, el país vive no una «recesión» sino una «depresión». Una recesión equivale a no crecer económicamente en dos trimestres consecutivos. Una depresión económica es un problema más complejo, estructuralmente más profundo y sus consecuencias perduran por más tiempo. Una depresión es una recesión con esteroides, y economistas como Elmer Cuba estiman que alcanzar niveles precoronavirus le tomará al Perú tres años en el mejor de los casos. «Mi voz es de desesperación porque parece que no nos damos cuenta de lo dramática que es esta crisis», refirió Roque Benavides en una conferencia virtual organizada por el Colegio de Ingenieros del Perú.
En el Perú y con respecto a la minería, un problema axial es la demora en la obtención de los permisos, que toma más tiempo que en Canadá, Chile y Australia. «Cuando vemos que hay tantos proyectos que no se ejecutan , uno se pregunta qué estamos esperando; el Perú necesita más puestos de trabajo», refirió Roque Benavides. En el país, según un estudio del Instituto Peruano de Economía, la minería, por cada trabajo director, genera hasta seis indirectos.
Perú cuenta con un portafolio de US$60.000 millones en proyectos mineros y otros miles en otros campos industriales como la agricultura pero, según Benavides Ganoza, «la permisología nos vuelve locos». Ahora bien, refiere el empresario minero, ha llegado el momento de «poner en valor todos los proyectos a nivel nacional», tanto los extractivos como los agroindustriales. «¿Cómo es posible que Chavimochic III esté paralizado al 80% de avance de obra?», se pregunta sorprendido el ejecutivo. Este proyecto de irrigación implica 100.000 hectáreas de campo cultivable en la región La Libertad. «¡Por qué no construir Paltiture, ese reservorio que se conoce hace tanto años entre Puno y Moquegua! Va al río Tambo y permitiría mejorar la calidad de agua para agricultores y ganaderos, y un poquito de esa agua para desarrollar Tía María, que no hay derecho que esté paralizado. Yo no tengo ningún interés personal en Tía María, lo que sí es evidente es que el Perú necesita un mensaje de optimismo y Tía María es ese mensaje».
La tendencia en inversión minera en el Perú es a la baja y para Roque Benavides es absurdo que no se ponga en valor su portafolio de proyectos. «¿Hasta cuándo vamos a esperar? —reflexionó Benavides Ganoza— Yo provengo de un hogar minero y he escuchado de Michiquillay hace 40 años y de Cañariaco, otros 40 años. ¿Vamos a esperar como en el caso de Antamina, que mi padre puso el denuncio en 1950 y entró en producción después del 2002? Creo que hay que llamar la atención a nuestros líderes, a nuestras autoridades».
Refirió que las comunidades deben mantener un diálogo constructivo y entender los beneficios de la minería, de los tratados de libre comercio y el Estado «no se puede poner de perfil» pues debe generar un entorno favorable proveyendo los servicios básicos: «No hay derecho que muchos pueblos alrededor de las minas que pagan canon no tengan agua y desagüe, que no tengan carreteras; creo que allí hay una responsabilidad compartida».
A la cuarentena, medida adoptada por el Gobierno peruano a mediados de marzo para frenar los contagios, Roque Benavides la llama «cuarentena medieval». Le parece una decisión absurda pues conllevó la paralización de industrias como la pesca, la agroindustria, telecomunicaciones, energía y la minería. «No tenía ningún sentido parar así dramáticamente todas las operaciones mineras», dijo un encendido Benavides Ganoza, que respalda su hilo argumental en los campamentos y estrictos sistemas de seguridad mineros. «La economía peruana ha sufrido enormemente con esta cuarentena medieval, y creo que ha sido lamentablemente un error».
Durante su conferencia, Roque Benavides tuvo flechas para el Ministerio de salud («Yo me pregunto ¿el problema está en las clínicas privadas o en el sistema de salud?») y para el Legislativo («Mi crítica al Congreso de la República por pretender sacar una ley que prohíba los despidos como si el empleo se generara con una varita mágica»). «El populismo hay que evitarlo y pareciera que viene fuerte», apostilló.
A juicio del presidente del directorio de Compañía de Minas Buenaventura, en el país, la pesca, la agroindustria moderna y la minería serán los primeros sectores productivos en ponerse en pie. Sin embargo, infiere que «la recuperación del empleo formal será lenta… el empleo informal ya se salió de la cuarentena hace tiempo».
Autor: Jean Pierre Fernandez (jpfernandez@prensagrupo.com)