
Repsol habrá de ser considerada una compañía de cero emisiones netas de CO2 en el año 2050. Para ello apunta a una estrategia esencial: reducir su indicador de intensidad de carbono sobre la base del año 2016: del 10% en 2025, del 20% en 2030 y del 40% en 2040.
Anticipa también que, con los avances tecnológicos previsibles, es posible alcanzar al menos el 70% de reducción de emisiones netas para el 2050.
«La compañía se compromete a aplicar las mejores tecnologías para elevar esta cifra, incluyendo la captura, utilización y almacenamiento de CO2. Adicionalmente, en caso de que ello no fuera suficiente, compensará emisiones mediante reforestación y otras soluciones climáticas naturales para alcanzar cero emisiones netas en 2050″, asegura Repsol.
En el área de Upstream, subrayó que priorizará la generación de valor y de caja sobre el aumento de la producción. En las operaciones industriales, mantendrá la actual posición de liderazgo en rentabilidad del refino y se sumarán objetivos de descarbonización más exigentes, junto con un aumento de la producción de biocombustibles y productos químicos de baja huella de carbono. En los nuevos negocios, asumirá un objetivo más ambicioso de generación eléctrica baja en carbono para el 2025.
La determinación y claridad estratégica de Repsol en el avance hacia la descarbonización se refleja en el impulso de los proyectos asociados a la transición energética. En este sentido, incrementará en 3.000 MW su objetivo de capacidad de generación de electricidad baja en carbono, hasta los 7.500 MW en 2025, e iniciará su expansión en otros mercados para convertirse en un actor internacional relevante en energías renovables.
Actualmente, Repsol cuenta con 2.952 MW en operación y 1.083 MW en desarrollo; además, invertirá en la construcción de dos proyectos fotovoltaicos y uno eólico por un total de 1.600 MW adicionales. Con estos proyectos, la cartera de generación baja en carbono alcanza los 5.600 MW.